lunes, 19 de abril de 2010

Presentación La Transversal (19-04-2010) versión extendida


Llevo toda la semana pensando que la justicia, así con mayúsculas, tiene una letra pequeña que no es que no se lea; se lee, pero no se entiende nada. Ajustándose a Derecho, la ley hace un quiebro, que ríete tú de la técnica de Messi, y de repente lo que era bueno es malísimo y lo que era malo, regularcillo. Y a nosotros se nos queda una cara de gilipollas. Algo parecido me sucede con el caso Garzón. Nadie en su sano juicio, nunca mejor dicho, podría estar en contra de una ley como la de la Memoria Histórica y, de repente, como por arte de Código Penal, aparece un magistrado y dice que investigar las desapariciones durante la Guerra Civil está muy feo, admite varias querellas por prevaricación y deja claro que todos somos iguales ante la ley, seas juez o mendigo. Claro, dicho así, hasta parece razonable pero esa es la trampa: nunca puede ser razonable que una Ley de Amnistía esté por encima de los Derechos Humanos. Si ya me pareció una broma de la Historia tener que aceptar que los crímenes de los que se alzaron contra el orden establecido sufrieran un borrón y cuenta nueva a cambio de vivir en libertad, ya ni les cuento la estupefacción que me provoca asistir al hecho de que dos organizaciones fascistas acaben sentando en el banquillo al juez que se atrevió a plantarle cara a la corrupción, al terrorismo y al narcotráfico. A los fascistas, los mismos que reniegan del sistema y miran con nostalgia al antiguo régimen, les sucede como a los terroristas: no les gusta vivir en democracia pero bien que se aprovechan de las virtudes del sistema para burlarse de nosotros que, con nuestra cara de gilipollas, les vemos hacer algo que su modelo de país nos prohibiría sin pensarlo dos veces. Eso si no nos llevan antes 'de paseíllo’, porque la única diferencia entre los fascistas y los terroristas es que los primeros te matan a la cara y los segundos, con un tiro en la nuca. En el resto, no hay tanta diferencia.

Tengo la impresión de que detrás del auto del juez Varela contra Garzón hay un problema personal, una envidia cochina, un rencor profesional, un 'vaya usted a saber'. A lo peor es que en algunos jueces también hay un punto 'vedette' y, si Garzón se ha convertido en eso que se llama un 'juez estrella' por remangarse y atreverse con tramas como la corrupción, los crímenes de estado, el narcotráfico o el terrorismo, ellos quieren un poco de ese protagonismo y claro, como la cobardía o la mediocridad no te permiten brillar con luz propia, pues lo haces tirando por tierra el trabajo de los demás. Vamos, como la stralette que aparece en DEC contando que una noche se tiró al actor de moda y que realmente no es lo que parece, que detrás de ese rostro amable y seductor se esconde un maltratador, asesino de animales y estreñido.

Ya sé que al pueblo sólo se le escucha, y se le respeta, una vez cada cuatro años, cuando hay que votar. Luego, ya podemos desgañitarnos que ellos nos tratarán con una condescendencia irritante. Pues bueno, si únicamente nos queda el derecho al pataleo, ejerzámoslo. Y no me digan que hay que respetar la decisión de la Justicia y que la Justicia es intocable porque si ya hemos demostrado que la sentencia de la minifalda, que apuntaba que el largo de una falda podía incentivar una violación, o las decisiones del juez Calamita eran intolerables, no comprendo porqué en este caso se nos recomienda que nos abstengamos de opinar.

Pero así es el Estado de Derecho y no lo cambio por nada porque tampoco conozco nada mejor. Con la ley en la mano, lo acepto aunque del mismo modo les digo que a veces no lo entiendo. La culpa es mía: ya debería haberme acostumbrado a que los buenos solo ganan en las películas.

Y no me acusen de revanchista. Mi padre murió sin saber dónde estaba el cadáver de mi abuelo, responsable de la Casa del Pueblo de Palma de Mallorca durante la República. Vinieron una noche a por él y nunca más se supo. Poder enterrarlo junto a su mujer y sus hijos no es remover la historia ni abrir heridas. Es ordenar la historia y cerrar heridas, de una vez por todas.


4 comentarios:

  1. Ahi queda eso.Genial, al 100% de acuerdo contigo Paco!Genial!

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  2. Alto y claro, si señor. Aún hay mucho que hacer aquí. Y es bueno empezar por decir las cosas claras. Yo también firmo esa opinión.

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  3. Bravo! Bien dicho! Da gusto leer cosas con tanto sentido y sentimiento en un mundo que cada vez entiendo menos y del que cada vez me siento menos parte.

    Garzón es un héroe de la resistencia en un mundo invadido por los ultracuerpos.

    Un abrazo

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  4. Cómo se parece a él, a Lorca. Y qué razón tiene:

    http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/414/Laura_Garcia-Lorca

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