domingo, 27 de febrero de 2011

Uno de moda y alrededores

Lo que más me sorprendió de la Pasarela Cibeles de este año no fue la ropa. Me encantó ver los trabajos de Amaya Arzuaga, Ion Fiz y Carlos Díez pero, como sospecho que sucede siempre en este tipo de eventos, lo asombroso estaba fuera. Asistí a la presentación de AA de Amaya Arzuaga, una especie de segunda línea que sigue siendo Amaya en estado puro. El desfile comenzaba a las 15.00 horas y llegué al recinto ferial sin apenas haber comido. Entre ‘estands’ precedidos de largas colas femeninas para que te maquillaran y, acto seguido, subieras a una cinta de andar y fingieras estar desfilando por una pasarela, a lo Alejandra Alonso, yo buscaba, disimulando mi ansiedad, algún lugar en el que comer algo. De lo que mi estómago no se había percatado aún era de que en una feria llena de modelos y tallas 38 lo que menos hay es comida. Había cerveza gratis – la frase “la cerveza no engorda; lo que engorda es la tapita que te zampas con la cerveza” ya es un clásico que debería serigrafiarse en las camisetas-, revistas y sorteos de productos de belleza, pero un bocadillo de jamón…eso no. Finalmente encontré un carrito, como esos que venden helados por Central Park, lleno de barritas Special K. “Comida de modelos”, pensé. Dado el número de personas que rodeaban el carro llegué a la conclusión de que no era el único que pasaba hambre en ese lugar. La pauta de comportamiento está en fingir que la barrita de cereales te importa un pepino y atraparla incluso con cierto desdén; que nadie note que tienes hambre. Desear comer está muy mal visto en una pasarela de moda. La chica encargada de repartir las barritas miraba a la gente con arrogancia. Para ser azafata en Cibeles basta con ser alta y guapa, no tienes encima la obligación de ser simpática. “Si quieres simpáticas, contrata feas; las guapas bastante tenemos con mantenernos así de estupendas”, leí en su pensamiento. Fingiendo leer los ingredientes de la barrita, pillé tres –coger más de una es una ordinariez imperdonable- y por lo menos entretuve el estómago.

Otro aspecto fascinante de un desfile es lo que se conoce como ‘front row’, o sea, la primera fila de público. Allí tienen su asiento reservado las celebrities, a pie de pasarela y a buen tiro de fotógrafo. A veces hay tanto famoso que están sentados como si fuera el metro en hora punta. Impresiona ver a Soraya, María Esteve, Agatha Ruíz de la Prada, Natasha Yarovenko, Ana Turpin y Toni Acosta sentadas casi sin espacio para poder cruzar las piernas. La que parecía no haberse perdido ni un desfile era Carmen Lomana, que en la semana de Cibeles se había retratado con tanta gente que creo que habrá superado a los personajes de cualquier parque temático del mundo. Por cierto, cada vez que veo el anuncio de hamburguesas que esta mujer ha protagonizado, no llego a entender lo que quiere transmitirme. No sé si pretende que crea que ‘a la parrilla’ es la manera de cocinar la carne que ella prefiere, o si es que está expresando lo mucho que le gusta la carne a la parrilla o qué. En su reducida libertad de expresión, es lo que tiene el bótox, uno no alcanza a comprender el significado del eslogan. Quizá sea de interpretación libre, como los finales de las pelis de David Lynch.

A mi lado, algunas chicas, con actitud de ser pequeños diablos vestidos de Prada, charlaban entre ellas y criticaban que si Carla Bruni o Samantha Cameron habían apoyado con su presencia la semana de la moda de sus ciudades, resultaba escandaloso que Sonsoles Espinosa nunca hubiera asistido a Cibeles. Me temo que lo que esas chicas no tenían en cuenta es que, casi con toda seguridad, en París o Londres ellas tampoco estarían allí sentadas. Las pasarelas de esas ciudades son mucho más exclusivas y elitistas que la nuestra y solo tiene asiento en el desfile quien, por la razón que sea, debe tenerlo. En París o Londres no te encuentras a una sentada en tu asiento, no está la gente tirada en las escaleras de acceso a las tribunas, no acceden las amigas de la azafata de Ifema que las ha colado para que se hagan una foto con algún famoso,…pero esos detalles siempre se nos olvidan. No me extrañaría nada que el día menos pensado se invitara a Belén Esteban a Cibeles. Quizá ese día asistamos al principio del fin. Aunque si tenemos en cuenta que ‘la Esteban’ sale por unos dos millones y medio de euros al año, lo mismo a la industria textil de este país le compensaba tener a la ex de Jesulín entre sus clientas.

sábado, 26 de febrero de 2011

Como el sabor de una copa de vino

Marta está muy afectada. Ha guardado en el trastero todos los discos de baladas italianas que conservaba desde el 79 y que, cada cinco o seis meses, volvía a escuchar en su viejo tocadiscos. “Tengo a Claudio Baglioni en cuarentena”, me contó, sentados en una terracita. “Después de aquel stripper que me regalásteis en mi cumpleaños, pensar que la mayoría de los italianos volverían a votar a Berlusconi es lo que más me ha decepcionado en la vida”, añadió. Nuestra amiga no comprende como un país que fue cuna del Renacimiento, siglos después fuera capaz de votar a Berlusconi. “Por mayoría absoluta, además”, dije. “Será que el secreto está en la masa”. Pero ni fingió la intención de sonreir. “¿Lo has entendido? La masa, mucha gente, mayoría, pizza...”, insistí. “¡Te he entendido perfectamente! No le veo la gracia. Es como si en España hubiésemos elegido de presidente del gobierno a Jesús Gil”, dijo. Le recordé que Jesús Gil ganó, en 1991, las elecciones municipales en Marbella. Y por mayoría absoluta. Marta no contestó. Al instante, levantó la mano y pidió un orujo que se bebió de un trago. “Somos latinos, como el sabor de una copa de vino”, apunté. Y como ella se mostraba reacia a levantar el castigo a sus vinilos, me ví obligado a recordarle, por ejemplo, las opiniones que, haciendo alarde de progresía y pensamiento de vanguardia, criticaron a Zapatero por haber elegido a Carmen Chacón como ministra de defensa. Con la gracia y espontaneidad de Paco el pocero, algunos glosadores de la opinión diaria definieron entonces a Carmen como ‘la del bombo’. Porque estaba embarazada. Y ciertos sectores del Ejército lo vieron como ‘una provocación’. Supongo que los mismos sectores que deberían estar sentaditos en su casita, arropaditos, cerca del brasero, jugando a hacer maquetas de barcos de guerra.


“‘Cavalieri’ hay muchos, no solo en Italia”, le comenté a Marta. Ella pidió otro orujo. “Lo dará el gen latino”, añadí. En ese momento vimos en la prensa que Berlusconi, entre bromas de fanfarrón, dijo que era un dictador y recordó a Franco. Confieso que viendo ese percal, a veces sueño con despertar y ser como mi edredón: más nórdico. Mientras tanto, nos queda el orujo.

viernes, 25 de febrero de 2011

Sin noticias de mi musa

Me pillas en plena crisis de creatividad. Como en todas las crisis, se pronostican cambios aunque yo no tengo la suficiente paciencia como para aguardarlos sin más. Pruebo a invertir el tiempo de espera en un artículo, pero como tengo la creatividad en barbecho, podría volver a comenzar este escrito de nuevo, exactamente con las mismas palabras, y así hasta imitar al número Pi en un loop interminable.

Me pillas en plena crisis de creatividad. Mi Olimpo está desierto, como una playa en febrero. Sospecho que mis musas, si alguna vez fueron mías, se han declarado en huelga de ideas caídas. Esas divinidades femeninas que debían estar aquí, entre mis libros y mis apuntes, inspirándome palabras, comienzos y desenlaces, andarán de vacaciones, como cantaba Serrat.

Me pillas en plena crisis de creatividad. Intento escribir algo coherente y me descubro un universo ilógico; procuro mantener cierto sentido del humor, unas dosis de ironía, y solo consigo sinceridad metafísica. Estoy hecho un lío. Me acabo de enterar que la musa que me corresponde -deben organizarse como los médicos de familia, que te asignan uno y si te gusta, bien, y si no, también- se llama Talía y me ha entrado la risa. Me imagino a la cantante de Amor a la mexicana moviendo las caderas por mi salón, revolucionándose el cabello y susurrándome al oído cosas tan inspiradoras como “vengo, vengo, vengo de caña; vengo, vengo, vengo de son; tengo, tengo, tengo en el alma,ritmo, ritmo, ritmo y sabor”.

Me pillas en plena crisis de creatividad. Las musas son infieles por naturaleza pero me gustaba imaginarme en una habitación destartalada, anhelando la inspiración, mientras, en algún lugar de un polígono industrial, entre los graffitis de los muros, apareciese dibujada una Terpsícore, con un singular parecido a Olivia Newton John, que, de repente, cobrase vida al ritmo del I’m alive de la Electric Light Orchesta. Y la musa, vestida con un rollo ad lib, porque en los tiempos que corren solo un personaje mitológico sería capaz de vestirse así, empezaría a patinar -una musa sin patines no es una musa- por toda la ciudad hasta llegar a mi casa.





Ya es tarde y como veo que la musa no llega, voy a hacerme algo de comer.




Me pillas en plena crisis de creatividad.



jueves, 24 de febrero de 2011

Playlist (24 de febrero)





Yani Como, The Strokes, La Bien Querida, Cut Copy, Frankie & the Heartstrings, Toro Y Moi, Ben L'oncle soul, Beth y P!nk

miércoles, 23 de febrero de 2011

Pobre pero inteligente

Creo que la mañana en la que Marta se quitó un peso de encima brillaba un sol rescatado de un fotograma de El cielo protector. “Chicos, me he quitado un peso de encima”, dijo nada más llegar a nuestra altura. “Una científica de la Universidad de Ohio ha descubierto que no hay vínculos entre el cerebro y la capacidad de generar dinero”, añadió. Y acto seguido, sonrió triunfal. Nos miramos entre nosotros. Luego la miramos a ella. Ahí seguía, con la actitud invicta. Volvimos a examinarnos los unos a los otros para regresar, de nuevo, a su radiante sonrisa satisfecha. “Vais a hacer que me arrepienta de manteneros en la tarjeta SIM del móvil”, dijo Marta. “¿No os dais cuenta de lo que os estoy diciendo?”, cuestionaba inquieta. “Ser inteligente no es suficiente para convertirse en un millonario. La inteligencia no tiene nada que ver con el dinero”. Y volvió a sonreír complaciente, como si hubiera descubierto la vacuna contra la estupidez. El grupo intercambió miradas escépticas y condescendientes entre sí y volvió a fijarse en Marta. Cuando noté que apretaba el puño y mi cara le pillaba de paso, me elegí portavoz. “Todos nos alegramos de que te hayas quitado un peso de encima pero que la inteligencia no tiene nada que ver con la capacidad de generar dinero lo sabe hasta Victoria Beckham”. “Lo curioso”, apuntó Josep, “es que el estudio lo lleven a cabo en Estados Unidos, donde el porcentaje de millonarios supera al del resto del planeta”. “Te recuerdo que han logrado tener coeficientes intelectuales similares a los de Pica y Rasca presidiendo el país”, añadió Encarna. “Para ser rico basta con no tener corazón. Y cuantos menos periódicos leas y menos sepas de cómo viven tus contemporáneos, mejor”, señalé. “Precisamente la ignorancia es lo que ayuda a las fortunas a crecer”, sentenció Josep. Y acto seguido decidimos, por unanimidad, que no queríamos ser inteligentes; queríamos ser ricos. Pero Marta ya no estaba ahí. Seguramente se marchó enfurecida, pensando que teníamos todas las características indispensables para presidir un imperio.

martes, 22 de febrero de 2011

La herencia


En ocasiones, la publicidad que aparece en los periódicos es un baremo de la sociedad en la que sobrevivimos y sus valores. Desproporciones inmobiliarias, clínicas con cirugías estéticas en oferta, préstamos personales y decenas de páginas de relax, hasta en los diarios más conservadores. Pero la otra tarde, mientras tomaba un café, leí un diminuto anuncio que desconcertó la que yo sentía como “mi inalterable capacidad de sorpresa ante la condición humana”. Pertenecía a una asesoría legal y expresaba lo siguiente: “Si no tiene a quien dejar su herencia, llámenos”. Y abajo, un número de teléfono con un 902 delante. Esos anuncios me provocan auténticos tsunamis en la conciencia; paso de la sonrisa al estupor y del estupor a la desolación. Y ni siquiera perdí un segundo en pensar en la cara dura de los anunciantes, en su ética, en qué harían con las herencias,...sólo era capaz de imaginar al pobre individuo que no tenía quien le heredase. O tal vez no era tan pobre y se trataba de una enrevesada personalidad capaz de entregar todos sus bienes a los responsables de tan descabellado anuncio en lugar de consolar, con alguna propiedad, el dolor de sus familiares. O tal vez sus familiares no merecieran siquiera ese título y en el anuncio se agazapaba su castigo. “A mí hablar de herencias me pone triste”, comentó Encarna. “Es como un premio de consolación”. “Depende”, interrumpió Marta. “Cuando murió la amargada de mi tía Angustias dejó muy claro en el testamento que a sus sobrinos no les llegase ni un céntimo. Pero a mí no me importó. Saber que ya no tendría que soportarla en Nochebuena era mejor que una herencia”. “El banco me ha dicho que terminaré de pagar mi piso de 40 metros cuadrados a los 74 años”, soltó de golpe Emma, la ex secretaria rubia de mi ex psicoanalista. “Como es muy posible que el destino me condene a no tener hijos, no por falta de ganas sino por ausencia de candidatos, he pensado que dejaré la casa al sobrino que me haga más la pelota. Y si ninguno lo hace, le prendo fuego. A la casa, no al sobrino...” Nos quedamos boquiabiertos. Las manifestaciones de pensamiento racional en el cerebro de una rubia son como la estela del Halley: hay una cada 75 años pero asistir a ella es un acontecimiento de una espectacularidad asombrosa. Todos le dimos un beso a Emma y nos marchamos a casa felices, con la sensación de haber heredado.

lunes, 21 de febrero de 2011

El sitio que duele

Tal vez no recuerdes un mail que te escribí en noviembre en el que te anunciaba que Marta y yo, cansados de buscarnos a nosotros mismos en fosas comunes emocionales, optamos por husmear en terapias alternativas. Fue Juliana, la maquilladora de la tele, la primera que me habló de los talleres de escritura como una vertiente más de la terapia oral. “Aprender a escribir implica aprender a mirarse dentro”, dijo. Pues bien, ya nos hemos apuntado a uno. Josep nos recomendó el que imparte Steven, un joven de Illinois -una tierra en la que yo pensaba que solo había maíz y casas museo de Abraham Lincoln- que ahora vive en Buger -una tierra en la que él pensaba que solo había campanes y picarols-. “Sólo por saber qué le empujo a cambiar Illinois por Buger, me apunto”, me avisó Marta. Su taller estaba basado en la ‘dangerous writing’, o sea, en la escritura peligrosa. A nosotros, que nos tira más el lado oscuro de la fuerza que a Marta Sánchez un photoshop, nos pareció una manera muy excitante de empezar a comprendernos por dentro, como si fuésemos un módem desmontado sobre la mesa de un niño inquieto. Pero el peligro del que hablaba Steven no se parecía en nada al que imaginamos, sobre todo después de ver Fuego en el cuerpo por ya no sé qué vez. El taller no tenía nada que ver con encuentros carnales descarnados. Más bien consistía en revelar, con papel y lápiz, aquello que más te asustaba, o te avergonzaba, o te arrepentías de haber hecho, o pensado hacer, o simplemente haber pensado. “Es encontrar el sitio que duele”, dijo Steven. “Qué bonito”, dijo Marta. Y empezó a llorar y a redactar. Miré a mi alrededor, con esa sensación de desamparo que sufría en el colegio, cuando había examen sorpresa y todos mis compañeros escribían en sus folios mientras yo no tenía nada que plasmar en el papel, y estuve a punto de escapar de allí. “Haz un esfuerzo”, me susurró Steven. “Nunca olvides que en el error, hay un tesoro”, añadió. Confieso que tuve una erección, pero de eso mejor hablo otro día, que lo mismo estás comiendo...

domingo, 20 de febrero de 2011

Las aventuras de Enrique y Ana. Cap. 13

MADRID, 1986


ENRIQUE

¿Te he contado que me he propuesto sacar un disco en solitario?

ANA

Es muy importante que sea en solitario Enrique, que no hagas de sufrir a nadie más, que lo sufras tú solito, joder. Eso es un detalle por tu parte.




Gama Alta

Ese día llega sin previo aviso. Nadie anuncia su llegada golpeando el bastón contra un luminoso suelo de mármol. Ni con un enfático ‘próximamente’, como hace la voz en off con los estrenos cinematográficos. Ese día, de repente, se planta delante de ti y ya no tienes escapatoria. Puedes mirar a un lado y a otro, buscando una salida de emergencia, un salto de viñeta, pero nada de eso va a suceder. Ese día, ha llegado. El mío llegó el martes pasado, en una de esas multinacionales de la cosmética que desprenden un aroma tan intenso que te asaltan los vértigos con sólo pisar el camuflado felpudo de la puerta. Allí, después de comprarme una colonia, la dependienta, en un ejercicio de amabilidad muy habitual en este tipo de comercios, me regaló unas muestras. Me gusta mucho ese ritual. Tú compras la fragancia y ellas te regalan más fragancias, o hidratantes, tamaño muestra, con las que componer un espacio en tu cuarto de baño. Y no solo sirven para decorar. También vienen muy bien cuando tienes que viajar en avión y no quieres facturar la maleta. Metes esos envases de muestra en el neceser y como nunca suman la cantidad prohibida para subir a bordo (100 mililitros máximo), pues tan ricamente. Pero voy a volver al día en cuestión. Ese día, la dependienta no me regaló colonias, ni cremas hidratantes. Esta vez, me miró y luego sacó del cajón tres mini envases y dijo: “Antiarrugas. Es la gama alta de Biotherm”. Con la herida abierta, puedo soportar el escozor de la palabra ‘antiarrugas’ pero lo de ‘gama alta’…, eso me provocó una hemorragia interna. ¿Qué quiso decir con ‘gama alta’? ¿Quiso decir que la crema corriente ya no me hace efecto? ¿Que mis arrugas necesitan algo más fuerte? ¿Quizá pasta para juntas, como si mi cara fuera una pared de azulejos? Todas esas preguntas invadieron mi mente, como la maldita voz en off, y me puse a la defensiva con la pobre dependienta cuando, en realidad, ella no tenía la culpa. Quizá es que, simplemente, había llegado el día. El día en el que empiezan a echarte la edad que realmente tienes. Incluso algún año más. El día en el que, en la cola del mercado, alguien dice que va detrás de ‘este señor’, no de ‘este muchacho’. Cuando ese día llega, lo mejor es no enfrentarse a él. Nos arrugamos más. En serio.

Mientras caminaba rumbo a casa, con una colonia y varias muestras de antiarrugas, gama alta, en la bolsa, me crucé con Leonor Watling. Vuelve a estar embarazada. Ya lo sabía pero es que ahora, además, se notaba. Jorge Drexler y ella volverán a ser papás. En ese momento pensé dos cosas: ¿por qué Drexler agradece los premios cantando? Y, ¿qué crema usará Leonor para tener ese cutis tan terso? No fui capaz de contestarme a ninguna de las dos preguntas.

Mediados de febrero en Madrid es lo más parecido a llenar una agenda con escritura automática. ARCO, JUSTMAD, CIBELES,… Este año he renunciado a la ‘gran’ feria del arte y he preferido pasarme por la ‘pequeña’ feria del arte. JustMad ha reunido a 40 galerías, especializadas en arte emergente, en un edificio del centro de la ciudad. Cuando coincidí con la galerista Topacio Fresh, de la Fresh Gallery, en la fiesta que la firma Mango organizó en la galería de cristal del Palacio de Cibeles, a finales del año pasado, me contó que la feria se iba a celebrar en ese lugar. Me pareció un espacio extraordinario, pese a formar parte del edificio en el que trabaja el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón. Pero al final, el Ayuntamiento pedía 130.000 euros por el alquiler del espacio y, claro, esa cifra no era fácil de asumir, lo que llevó a la organización a buscar otro enclave. Empiezo a pensar que Gallardón está buscando fórmulas con las que recuperar, lo antes posible, todo el dinero despilfarrado en las dos candidaturas de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos y así poder seguir despilfarrándolo en posteriores convocatorias.

Hay mucho arte contemporáneo en la ciudad. Incluso en la obra que ha escrito y dirigido el guionista Antonio Hernández Centeno, “El día que nació Isaac”. Me invitó al estreno y no llegué a tiempo pero eso lo voy a enmendar en 24 horas. 24 horas y unas muestras de crema antiarrugas. La obra, interpretada por Félix Gómez, Diana Palazón, Ricard Sales y Cynthía Martín, comienza en una galería de arte contemporáneo para después adentrarnos en una historia de amistad, de reencuentros, de mentiras, de amor, en definitiva, del tortuoso viaje en busca de tu lugar en el mundo.

Además, tengo invitaciones para asistir a los desfiles de Amaya Arzuaga, Ion Fiz y Carlos Díez, en la Madrid Fashion Week (o sea, Cibeles).
Acceder a los desfiles siempre es un acontecimiento caótico, aunque tengas tu invitación y tu asiento reservado. Ya les contaré, pero les adelanto que este tipo de tensiones no le vienen nada bien a mis radicales libres. Menos mal que ahora tengo muestras de gama alta. Si es que el que no se consuela…


viernes, 18 de febrero de 2011

Hacer reír

Mi amiga Marta tenía una conocida, Manoli, que estaba enganchada a Supervivientes. Decía que se lo había recetado el médico de familia. Según ella, estaba amargada y medio depresiva hasta que se apuntó a un curso de risoterapia. Desde entonces, buscaba la risa en cada instante cotidiano, para sentirse mejor. “Vamos, que es una yonki de la carcajada”, apunté. No hizo gracia; no fue saludable. “Por eso ve Supervivientes. Cada vez que aparece Joselito en bañador o Karmele intentando trepar a una plataforma de caña, se descojona”, explicó Marta. “Reírse es la mejor función biológica para mantener el bienestar físico y mental”, contaba Manoli. “O sea, que Supervivientes es un servicio público de mayor interés social que ese de Saber vivir”. Según ella, lo más importante es reírse con ganas varias veces al día. “Pones en marcha cerca de 400 músculos, oxigenas el doble los pulmones, se limpian los ojos, se liberan endorfinas y se elimina el insomnio. Y eso es solo el principio”, explicaba, como si fuera una distribuidora de Avon. “¿Has probado con Rajoy?”, añadí. No hizo gracia; para mí que mi sentido del humor está en mal estado y lleno de radicales libres sueltos por ahí. “Y con la risa es con lo único que está permitido automedicarse”, aclaraba. “Lo importante es saber autoadministrarse la risa buscando ocasiones para ello. Por eso es muy importante ver programas de televisión que fomenten la risa”. “Habrá que esperar a que empiece la campaña electoral y se emitan los espacios propagandísticos gratuitos”. Ese fue mi último cartucho. Pólvora mojada. Dejé que Marta y Manoli siguieran hablando de algo que, curiosamente no hacían en mi presencia. Quizá sea yo un inhibidor de la risa, pensé. No sé cuánto tiempo había pasado cuando una noticia de la prensa llamó mi atención. Explicaba que la muerte de Heath Ledger había sido accidental. “¿Alguien me puede aclarar cómo se puede tomar uno, accidentalmente, oxicodona, hidrocodona, diazepán, temazepán, alprazolán y doxilamina? ¿Chocando contra la mesilla con la boca abierta?” Y Manoli rompió en una carcajada que le saltó las lágrimas. Otro tema es por qué nos hace tanta gracia el humor negro pero eso mejor lo tratamos otro día, que hoy necesito reír.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Dormir para vivir


Ya sé lo que quiero hacer cuando sea mayor: dormir. Lejos de ensoñaciones fabulosas tipo La Bella Durmiente y más lejos aún de utilizar esa historia como excusa para demandar besos de amor que me devuelvan a la realidad, con sus atascos, sus colas y el estrés callejero, yo lo que quiero es dormir. “No conozco mejor manera de perder el tiempo. Enhorabuena”, dijo mi amiga Marta, que aunque no está muy segura de que por madrugar Dios le vaya a ayudar más, sí cree que poniendo el despertador, a uno le cunde más el día. “Yo lo que quiero es que alguien investigue la energía mental que generamos mientras dormimos porque entonces vendería esa energía, muy sostenible, nada contaminante, y me dedicaría a ganarme la vida en horizontal”, expliqué. Algo así logró, hace tiempo, un universitario holandés de 22 años, Yde Van Deutekom, que iba pagando el alquiler gracias a una página de internet en la que se mostraba a sí mismo durmiendo. No sé qué fue de aquella página pero en su momento logró algo más de 4.560 euros de anunciantes que habían invertido en sus espacios de publicidad. “Dormir no es más que un hobby para mí y es lo único en lo que soy bueno. Todo el mundo me pregunta qué quiero hacer con mi vida, pero lo que realmente deseo es dormir”, dijo el muchacho, que pasaba todo el día en la cama a excepción de unos minutos para ducharse, ir al baño y comer algo. “Es mi alma gemela”, pensé, sumergido en la admiración, ante la mirada incrédula de Marta. “No me mires así. Para mí dormir no es una pérdida de tiempo; es un placer. Un mínimo de diez horas. Sin alarmas. Dejando que el cuerpo renazca sin la colaboración de ningún factor externo. Te aseguro que soy más productivo, salgo a la calle con mejor humor y, además, es buenísimo para las arrugas. Y si me apuras te diré que dormir es un arte. ¿O es que ya nadie recuerda el vídeo de Sam Taylor Wood en el que se mostraba a David Beckham durmiendo, elevando el descanso a la categoría de arte?”, aclaré. Luego Marta apuntó que en ese caso, la obra de arte era el propio Beckham, no su sueño, y ya me jodió la tarde.

martes, 15 de febrero de 2011

Los 'thenardiers'


Una mañana, Marta apareció en casa con ‘Los Miserables’ debajo del brazo. “Si es una recomendación, llegas tarde; lo tengo y ya me lo leí. Si es una indirecta, reconozco que cada día que pasa aumenta tu capacidad diplomática. ¿Has pensado en ejercer esta cualidad tuya en Oriente Medio? ¿Qué tal si llevas algo de Salman Rushdie así, como quien no quiere la cosa?”, le comenté, de buen rollito. “No te rías. Este libro es la Bíblia de los ateos. Aquí estamos todos, con nuestras conciencias más o menos limpias”, soltó. Después de esa frase no supe si indagar en el origen y jerarquía de la secta en la que, evidentemente, había ingresado u ofrecerle un programa como telepredicadora, en franja sobremesa, a ver si lográbamos de una vez quitarle audiencia a ‘Sálvame Diario’. “¿Te acuerdas de Silvia, la que estuvo liada con aquel chaval de las Nuevas Generaciones del PP y que siempre se agitaba las mechas después de decir lo súper enamorada que estaba de su chico? Pues me la acabo de encontrar de la mano de uno que va en las listas del PSOE al ayuntamiento. ¿Cómo se te queda el cuerpo?”, dijo, toda flamenca ella. “Tampoco te creas que esas cosas me sorprenden mucho pero, en cualquier caso, ¿qué tiene que ver Silvia con Víctor Hugo?”, pregunté. “Silvia es una chica Thenardier, como los posaderos de ‘Los Miserables’. Están entre nosotros, no podemos bajar la guardia”. Y me explicó que, según su teoría, en épocas de cambios, de pactos, de negociaciones e incluso de crisis devastadoras, resurge una categoría de individuos que hacen de la ética su ropa interior. Son personas que consideran ético aquello que reporta más beneficios que pérdidas e inmoral, aquello que no inclina la balanza a su favor. Usuarios de la conducta de la conveniencia que Marta define como “thenardiers”. Desde entonces, leo los periódicos y me sitúo ante los informativos con una inquietud rastreadora, buscando a esos personajes de nuestra vida cotidiana que, como describió el autor de “Nuestra Señora de París”, son “naturalezas enanas que, si por azar las caldea un fuego sombrío, llegan con facilidad a ser monstruosas”. Mientras tanto, Marta sigue comprando ejemplares de ‘Los Miserables’ para regalar en cumpleaños. Ella es así de bruta, a veces.

domingo, 13 de febrero de 2011

Mi quiniela de los Goya

Me voy a mojar. No porque esté a punto de salir a la calle y empaparme, que lo veo venir cuando levanto la mirada, sino porque voy a publicar aquí, y ahora, mis favoritos a los Goya de esta noche. Posiblemente crea que eso le interesa a alguien pero... es lo que tiene la red; son lugares en donde los tipos como yo se dan importancia, ya que no podemos dárnosla cuando entramos en una discoteca, que es lo que siempre hemos soñado. Entrar en una disco y que todo el mundo se gire y diga: ¡Mirad, es Paco Tomás! ¡Está buenísimo!

Chorradas aparte, sé que muchos esperan los dardos de Andreu Buenafuente a toda la polémica Alex de la Iglesia, Twitter, Sinde, descargas,…Tranquilos, no tendrá nada que ver con Ricky Gervais en los Globos de Oro. Los que busquen ese tipo de bromas, sospecho que tendrán que conformarse con seguir la entrega de los bustos por una red social. Ahora, alguna bromita sí que hay. Intuyo que el gag sobre Twitter está servido. Incluso creo que Buenafuente actualizará su Twitter delante de todo el Teatro Real. Pero tampoco creo que el morbo llegue a saciar el apetito de los consumidores de vísceras.

Eso sí, los muchos fans de Luis Tosar podremos verle en plan musical.

Bueno, a lo que iba. Que he entrado a colgar mis apuestas. Pero voy a colgar únicamente las que están consideradas ‘premios grandes’, que no tengo toda la tarde. Allá va.


MEJOR PELICULA…”Pa Negre”
MEJOR DIRECTOR…Agustí Villaronga (aunque podría ser Rodrigo Cortés y no me parecería mal)
MEJOR ACTOR…Javier Bardem
MEJOR ACTRIZ…Nora Navas
MEJOR ACTOR REPARTO…Karra Elejalde
MEJOR ACTRIZ REPARTO…Ana Wagener
MEJOR ACTOR REVELACIÓN…Juan Carlos Aduviri
MEJOR ACTRIZ REVELACIÓN…Marina Comas
MEJOR DIRECTOR NOVEL…Juana Macías
MEJOR GUION ORIGINAL…También la lluvia
MEJOR GUION ADAPTADO…Pa Negre
MEJOR PELICULA EXTRANJERA DE HABLA HISPANA…Contracorriente
MEJOR PELICULA EUROPEA…El discurso del rey


Telebasura en la red social

ARTICULO PUBLICADO HOY EN 'DIARIO DE MALLORCA'


Cuando me ofrecieron escribir esta columna semanal, lo primero que pensé fue en un título. Hay escritores que van componiendo su novela y al final, eligen un epígrafe total. A mí me gusta empezar por el título, aunque sea muy provisional. Ponerle un nombre a lo que estoy escribiendo condiciona, en un principio, mi actitud frente al texto y también proporciona una confianza siempre necesaria cuando uno se enfrenta al abismo en blanco del papel. Tuve un brainstorming conmigo mismo y opté por ‘El ingenuo seductor’. Llegué a él a través de ‘El guardián entre el centeno’, la obra de J. D. Salinger, que cuando se editó en catalán apareció con el título de ‘L’ingenu seductor’. Sin vocación de pretencioso, opté por ese nombre por todo lo que tenía la novela de escaparate de las costumbres y escenas urbanas, de acuarela social. Y aquí estoy, convertido en un personaje más de mi propia narración; un personaje que en ocasiones puede pensar como el adolescente Holden Caulfield pero que, en el fondo, está dibujado por Daniel Clowes.

Todo este párrafo, que huele más a justificación que a prólogo, intenta revelar que quizá debería haber titulado esta columna ‘El ingenuo voyeur’ o ‘Mi vida en 140 caracteres’, dada la relevancia que las redes sociales están adquiriendo en mis últimos escritos, en detrimento de la vida real. Me pregunto si Holden Caulfield, el protagonista de ‘El guardián entre el centeno’, tendría perfil en Facebook. Sospecho que no. De tenerlo, lo tendría en Twitter pero, en el fondo, los pondría a todos a parir. El caso es que, si la semana pasada explicaba lo sorprendido que estaba ante la reacción de algunos (muchos) usuarios de Twitter ante la broma del director de cine Nacho Vigalondo, esta semana puede parecer que me contradigo. No es así. Creo que lo que transformaba en absurdo todo aquello no era la forma, sino el fondo; no era que el entorno de la broma fuera la red social sino que alguien se tomase la broma en serio. De hecho, el propio Vigalondo se lo ha contado a su manager en Los Angeles, que es judío, y se ha descojonado de la risa. Pero no creo que expresar tu opinión por Twitter sea menos importante, o relevante, que hacerlo en una entrevista en un programa de La Sexta, por ejemplo.

Esta famélica reflexión se desencadena cuando el presentador de La Noria, Jordi González, muestra su apoyo –vía red social; últimamente no voy a estrenos ni a nada- a Carla Antonelli y rechaza la línea editorial de Intereconomía, cadena de televisión en la que un neandertal llamado Xavier Horcajo criticó la entrada de la activista lgtb en la lista electoral del PSOE a la Comunidad de Madrid con varios insultos de una catadura moral y ética asquerosa. A ese mensaje de Jordi González, una usuaria contestó: “Y que eso lo diga uno que trabaja en la telebasura de Telecinco es para descojonarse”. A lo que el presentador respondió: “Telebasura tu puta madre, guapa”. Aquello corrió como la pólvora por el patio de vecindad y acabó siendo noticia del día, junto a las protestas en la plaza de Tahrir y el endeudamiento de las comunidades autónomas.

Podemos pensar que esa conversación virtual es menos destacable que si ese mismo diálogo hubiera sucedido en un plató de televisión o en una rueda de prensa. No entiendo porqué se le quiere restar importancia a la red social y convertirla en un parque de atracciones donde lo único que podemos hacer es divertirnos. Y volvemos a Vigalondo. El director de ‘Los Cronocrímenes’ apuntó: “Por favor, basta ya. No convirtáis Twitter en una reserva de moralina rápida. Lo de Jordi González es OTRA chorrada. NO ES RELEVANTE”. Estoy de acuerdo. No es relevante como lo es la situación política de Egipto o los despistes de Rato al frente del FMI. Pero no es una chorrada. Es una opinión. Una opinión que nos podría conducir a un interesante debate sobre si algo que eligen y consumen muchas personas no puede ser definido como ‘telebasura’ porque eso sería insultar a esas personas. Y que ese debate se genere en una red social o en La Noche en 24 horas, es indiferente.

Sólo añadir que por mucho que me guste una hamburguesa del McDonalds, nunca me sentiré insultado cuando se la defina como ‘fast food’ o ‘comida basura’. Sé lo que me estoy comiendo. Y sé lo que es un solomillo de ternera de Aliste. Que no somos tan bobos, señor González.



sábado, 12 de febrero de 2011

PH

De repente, uno se pregunta: ¿qué fue de Sonia Arenas? ¿Y de Maricielo Pajares? ¿Y de todos esos colaboradores que tenía Emma García en 'A tu lado'? Personajes que durante meses, por no decir años, han actuado de piezas, voluntarias o inconscientes, del juego de las cadenas de televisión y que, un buen día, desaparecen. En una demostración de higiene, las teles se duchan de vez en cuando. Pero no es PH neutro todo lo que reluce. Las folclóricas, las amantes de unos y otras y grandes hermanos en general parecen ir, poco a poco, encontrando su verdadero lugar -que en el caso de alguno/a no es otro que el anonimato- para dejar vía libre a una nueva, y sorprendente, generación de protagonistas de la noticia fucsia: los políticos. Ellos se convierten en las actuales estrellas mediáticas, en los propagadores de escándalos, en el almuerzo de un determinado tipo de periodistas que ha visto en esta corriente informativa una manera de disfrazar de prestigio lo que antes era puro chisme malintencionado. Los presidentes del gobierno y los ministros, incluso los líderes de la oposición, hacen gala de sus romances convirtiendo en pública su vida privada. Son carnaza de corrillo de marujas a la vez que primera plana de los periódicos y prensa especializada. Desde el escándalo del gobernador de Nueva York y la prostituta de lujo al ministro de asuntos exteriores finlandés encaprichado de una stripper, pasando por el chapero que, en una falta de profesionalidad que debería pasarle factura, le cuenta a una revista todo lo que nadie le ha preguntado sobre las orgías de Rodrigo De Santos. Primera plana que va del amarillo al rosa. Es el lugar que Nicolas Sarkozy soñó para él y para la primera dama francesa, Carla Bruni, la mujer que se viste de Jackie Kennedy mientras en Estados Unidos se anunciaba que un desnudo suyo salía a subasta por 3.000 dólares. Tal era el afán de protagonismo del presidente de la República que hasta propuso leyes polémicas, como la que bloquea las descargas masivas a través de programas como eMule o Big Torrent. ¡Uff! No echo de menos a Maite Zaldívar pero no tengo claro haber ganado con el cambio. Quizá le solicite a la UE la instalación de un limitador de Sarkozy en mi ordenador. Por higiene y perspectiva, que es como el PH.

viernes, 11 de febrero de 2011

Ese santo con forma de corazón

No te rías pero comienzo a tener los síntomas del soltero en vísperas de San Valentín. Empiezo a soñar con la Anne Igartiburu que salía en Homo Zapping. Se me aparece en medio de mis descansos nocturnos para recordarme que el tetra brick de leche tiene forma de corazón, corazones, y que cuando el día 14 me dé por llorar y me suene la nariz, me fije en el pañuelo porque seguro que los moquitos tienen forma de corazón. Ni qué decir que me despierto sobresaltado todas las noches. No llevo bien lo de San Valentín; siempre dudando si sucumbir a las leyes de la oferta y la demanda o mantenerme firme frente a un amor que no necesita rosas y bombones para demostrar que está vivo. Recuerdo un año en que decidimos, de mútuo acuerdo, no sucumbir al marketing ni gastarnos un euro en un gran almacén. Nada. Nos amamos todo el año y nos pasamos por el forro de los Calvin Klein al santo del amor. Pero el 14 es un número implacable y uno no puede evitar pensar que, en el fondo, un detallito tampoco hace mal a nadie. Así que compré una rosa y un compacto de baladas italianas, lo que demuestra que el 14 de febrero el cerebro se licúa. Busqué el momento e hice entrega de mi regalo, con todo mi amor. “Pero... ¿no habíamos quedado en que no nos regalábamos nada?”, dijo. “Ya, pero no lo he podido evitar”, argumenté. Me dio un beso y unas gracias pero no un regalo. “¿Será capaz de haber pasado de San Valentín y dejarme sin detalle?”, pensaba. “No, está disimulando. Hace como que no ha comprado nada pero cuando menos me lo espere...” Según avanzaba el día, el 14 daba paso al número de la bestia y comienzas a pensar cosas horribles de tu pareja, que ni siquiera ha sido capaz de romper el trato para comprarte cualquier cosa. Porque, para tu desgracia, es del tipo de personas que cumplen su palabra. Aquel año decidí dejar de celebrar San Valentín y empezar a celebrar San Ballantines.

jueves, 10 de febrero de 2011

Tienda de campaña

Me interesa mucho, desde un punto de vista sociológico, escuchar cómo mi amiga Marta siempre habla de Fidel Castro como si ya hubiera muerto. El caso es que el otro día, que no sé a santo de qué volvió a aparecer el 'difunto' Fidel en la conversación, Marta y yo charlábamos sobre cosas pueriles. Lo sé, no deberíamos jactarnos de ello pero, qué quieres que te diga, nos entretiene. “¿Qué te vas a poner para la próxima campaña electoral a las municipales?”, pregunté. “Pues no sé, aún estoy algo confusa pero he pensado en una buena gafa de sol, algo que me proteja de los rayos ‘ultraviolentos’ de los candidatos”, contestó mientras succionaba una horchata a través de una pajita de plástico. “Está campaña promete ser animada”, apunté. “Desde luego. ¿Hay algún candidato nuevo, al que no hayamos votado antes? Uf, es que no puedo aguantarme las ganas que tengo de vivir esta campaña. Va a ser tan...tan...¿pedímos otra horchata?” “Vale. ¿Cambio de tema?” “Por favor”, suplicó Marta.

“¿Te acuerdas del atracador aquel que se hacía llamar Robin Hood y que se pasó 42 años entrando y saliendo de prisión?" "Sí", contestó Marta. "Pues sabe gestionar su tiempo. Algo que tú y yo aún no hemos logrado. Entre que entraba y no entraba en la cárcel, o sea, entre que lo pillaban y no lo pillaban, le dio tiempo a teorizar sobre el arte de delinquir”, conté. “Curioso. Algunos a eso mismo lo llaman programa electoral”, soltó Marta. “El tipo guardaba unos apuntes en los que enunciaba sus claves para ser un profesional del atraco”, expliqué. Entre sus perlas: ‘lo difícil no es saber dar el golpe sino saber conservar el botín’ o ‘en España hay mucho dinero; lo que no hay son profesionales para llevárselo’.

“Ese Robin Hood no conocía a Correa ni tenía conocimiento de la desbordante caridad de nuestro ex president Jaume Matas. De haberlo sabido, no hubiera escrito eso”, comentó Marta, muy relajada. “Pero, ¿no querías cambiar de tema?”, cuestioné. “Imagínate. Todos los candidatos encerrados en una tienda de campaña, conviviendo, tipo Gran Hermano, las 24 horas. Sería una campaña distinta. De hecho sería una tienda de campaña. ¿Crees que algún productor de televisión habrá registrado esta idea?”, preguntó. “Fijo”, contesté. Pero no vi yo que se quedase muy convencida.

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Qué serías capaz de hacer por amor?

Hablo con Marta casi a diario. Todas sus historias comienzan con las temperaturas de Palma y yo siempre acabo aludiendo al frío y a la lluvia. En ocasiones, llueve dentro. Menos mal que ella sabe de revestimientos impermeabilizantes -que tuvo un novio albañil en el instituto- y me ayuda a quitar la humedad de mis tardes de domingo. Ella se sienta en un café de Ciutat y yo en otro de la calle Hortaleza de Madrid. Pedimos un café con leche, bien caliente, y, como en el Juntos de Paloma San Basilio, leemos a medias el periódico. Vodafone podría patrocinar nuestra amistad pero a lo más que llega es a descontarnos unos euros de la factura mensual. No tienen ni idea de marketing porque nosotros podríamos ser su mejor campaña publicitaria. Allá ellos. Algo que nos encanta hacer a distancia es contestar a las preguntas bobas de los cuestionarios rápidos de las revistas adolescentes. “¿Duermes vestido o desnudo?”, pregunta ella. “Duermo solo”, me lamento yo. “¿Qué te llevarías a una isla desierta?”, pregunto. “A Colin Farrell, a Russell Crowe y a Matthew Fox, que ya sabe qué hacer en una isla aparentemente desierta”, contesta ella. Hasta que llega la dichosa pregunta: “¿Qué serías capaz de hacer por amor?” Ahí siempre guardamos unos segundos de silencio, como si dejásemos pasar un ángel a través del teléfono, y contestamos algo diferente a la última vez. “Yo...mentir. Pero mentir como un bellaco”, apunté. “Estoy en una etapa de mi vida en la que prefiero pensar qué sería capaz de hacer el amor por mí”, respondió Marta. Tiene razón. El tiempo, y seguramente el clima, nos está convirtiendo en egoístas sentimentales. Dificilmente podemos volver a arrastrarnos por amor, a cambiar de look por amor, a castigarnos por amor, a reprimirnos por amor, a deprimirnos por amor. No vamos a esclavizarnos por amor, ni a corrompernos por amor. Tampoco a traicionarnos por amor, ni a embrutecernos por amor, ni a emborracharnos por amor, ni a enfermar por amor, ni a abandonarnos por amor, ni a arrepentirnos por amor. Ni tan siquiera a cambiar por amor. Ahora es su turno. Que todo lo que antes hice por amor, ahora lo hago por amor propio.

lunes, 7 de febrero de 2011

"On The Rocks", la serie

Pues como no podía ser de otra manera, aquí os cuelgo el trailer de una de las últimas aventuras en las que he estado liado. Se titula "On The Rocks" y es una serie 'low cost' en la que se cuentan las historias de los clientes de un local que lo mismo te da desayunos por la mañana que copas por la noche.

La serie la he escrito y dirigido junto a José Martret, que es un director y actor estupendo, además de una persona excepcional. Pero para crear lo que vais a ver, que es sólo un adelanto, hace falta rodearse de gente muy buena. Y eso hicimos. Desde la fotografía de Jesús Ugalde hasta la música de Joaquín Peña, pasando por un elenco de actores y actrices absolutamente maravillosos: Marta Fernández Muro, Cristina Alcázar, Pepa Rus, Mariana Cordero, Jorge Calvo, Carmen Ruíz, Rulo Pardo, Cristina Fenollar, Raúl Jiménez, Helena Castañeda, Juanjo Martínez, Maribel Luis, Natalie Pinot, Pepa Charro, Luis Luque, Teresa Lozano, Jose Luis Huertas, Geli Albaladejo, Tocho Martínez, Pablo Casado, Maribel Caballero y Javier Martínez Noriega. Un lujo.

Espero que os guste.



No me llames de usted, twitteame

Sofía Mazagatos era una visionara. Su capacidad para seguir a Vargas Llosa sin tan siquiera haberle leído no era otra cosa que el germen, quizá algo ingenuo, de lo que hoy en día se conoce como red social. Es totalmente injusto que los artículos y las películas sean para Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, y olviden a nuestra miss que empezó a seguir a alguien sin conocerlo. Eso es una red social. Como apuntaba el martes Alex de la Iglesia, “lo más duro de Twitter es descubrir que es exactamente igual que la vida: absurdo y cruel, dulce y maravilloso, complaciente y torturador”. Y lo hizo desde su cuenta en Twitter, la misma que empleó para adelantar que abandonaba la Academia, como un 'triunfito' más. (NOTA: Iván Ferreiro escribió en su twitter que vio a la chica de OT cantar su canción, ‘Años 80’, y le pidió a sus seguidores que no se “quemasen” con ella, que a él le pareció bien, que era una canción “jodida de cantar” porque te quedas sin aire, por eso él ya no la canta en los directos).

Esa vida de la que hablaba Alex es muy compleja; en todos sus parámetros, en sus peculiaridades, hasta en lo cotidiano de esas peculiaridades. Otro tema es si somos nosotros mismos quienes convertimos la ecuación en algo irresoluble. En cualquier caso, Twitter se ha convertido en una prolongación virtual de nuestra propia existencia, de nuestra propia personalidad, dominada por arrebatos instantáneos. Y en esas dos vidas, que son una, los impulsos siempre son cuestionados. Más aún si permanecen, constantes, en una pantalla LCD. (NOTA: Vicente Vallés, el de La noche en 24 horas, el único rincón de la televisión que se puede soportar sin que te invada la vergüenza ajena o la indignación, informa en su twitter que Rajoy desveló su programa: si es presidente derogará la reforma de la ley del aborto, el canon digital y la ley de Memoria Histórica)

La vida se nutre de la vida. Me sorprende que cada vez existan más noticias generadas por la propia red social. Alejandro Sanz, Ricky Martin, Arturo Pérez Reverte, David Bisbal,…han sido noticia por sus twitteos. También lo ha sido, y muy a su pesar, el director de cine Nacho Vigalondo. No voy a hablar de la causa que originó lo que algunos denominan ‘incendio de la red’ porque ya lo sabrán ustedes de sobra. Lo que me sorprende de Twitterland es que finja ser un lugar especial, una zona residencial en la que habita la élite de la red social –el que vale, vale, y el que no, al Facebook-, la generación de los 140 caracteres que ya ha superado, en número, a la población de España. Allí residen los que presumen de ser los más rápidos a este lado del Far West, los que desenfundan ideas, conceptos, ironías, noticias, a la velocidad del rayo. Pero la vida nos acaba resumiendo. No hay mucha diferencia entre los habitantes de Twitter y los de una calle cualquiera de cualquier barriada española. Ellos también son, pueden ser, masa. Una masa obtusa, incapaz de comprender, que responde al impulso con impulsos. Estímulos que de la misma manera que pueden movilizar a toda una población a favor de una buena causa, pueden ‘apalear’ a un ser humano con las mismas razones que empujan a una turba iracunda. Como la vida misma. Algo parecido le sucedió a Vigalondo. Soltó un chiste, quizá desafortunado, y los habitantes de Twitterland encendieron una mecha que, días más tarde, algunos medios de comunicación se encargaron de avivar. Mientras asistía, desde mi twitter, a todo eso no dejaba de pensar en La broma, la estupenda novela de Milan Kundera. Su protagonista, Ludvik, es expulsado del Partido Comunista por una broma escrita en un mensaje a una novia. Esa broma le convierte, de repente, en el enemigo del pueblo. ¿De verdad hubo alguien que creyó que Nacho Vigalondo era antisemita y negacionista por una broma, políticamente incorrecta, en un contexto llamado Twitter? Me preocuparía una respuesta afirmativa.

A veces tengo la impresión de que vivimos en una continua lapidación. Que como en la espectacular obra maestra de los Monty Python, La Vida de Brian, acudimos a ella semi disfrazados, cargados de razones y argumentos que estamos deseando estrellar contra la cabeza del otro. Y quizá Twitter no sea un lugar tan diferente. Quizá sea una prolongación más de esta maravillosa y traicionera existencia llamada vida.

(NOTA: He escrito en mi twitter que lo malo de escribir un artículo dominical es que todos los temas que te interesan están más trillados que la reputación de Sonia Monroy).

viernes, 4 de febrero de 2011

Playlist (4 de febrero)




Señor Mostaza, Javiera Mena, Megaafonía, Christina Rosenvinge, Pastora, Refree, Ana Laan, Salonica, Band A Part, Rocío Jurado, Love of Lesbian, Lantana, Los seís días, Klaus & Kinski y La Casa Azul.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El 'bocas'

Imagina que organizas una cena. Imagina que llegan todos los amigos con ganas de risa y botellas de vino. Imagina que entre los invitados se encuentra una mujer a la que no ves desde hace meses y que llega acompañada de su novio actual. Imagina que nada más abrir la puerta, entre besos y apretones de manos, descubres que el novio lleva escrita en la frente la palabra ‘bocazas’. Pues deja de imaginar, que eso me pasó la otra noche. Fue en el segundo plato cuando Marta comenzó a bromear con lo complicado que estaba el mercado de los afectos. “Los corazones, y algún que otro genital, sí que están desabastecidos. ¡Y desde hace años! El mercado de los amantes está bajo mínimos”, contaba entre risas. Entonces, el ‘bocas’ apuntó: “Las mujeres de tu edad... -¡¡Error!! Nunca iniciar una frase con esa gramática. No delante de Marta; no si quieres seguir con vida- ...sois muy exigentes a la hora de elegir a un simple compañero de cama y por eso os va tan mal.” Me costó arrancar el tenedor de la mano de Marta. Casi tuve que romperle los dedos para que lo soltara. “La culpa es de Sexo en Nueva York. Seguro que ya habéis visto la película. La uno y la dos. Queréis emular tanto a los hombres que pensáis que podéis tratar el sexo como lo hacemos nosotros, pero eso es imposible. La mujer que se acuesta con un tío una noche y al día siguiente no tiene remordimientos es un personaje de ficción”. Nuestra amiga estaba tan avergonzada que no levantaba la vista de la servilleta. “Vais de emancipadas pero, en el fondo, tenéis demasiados prejuicios”. “Voy sacando el postre”, dije. Pero allí no reaccionó nadie. Entre todos retiramos los objetos punzantes y volantes del alcance de Marta. “Mi novia, sin ir más lejos, nunca se atrevería a tirarle los tejos a un tío, por mucho que le apeteciese llevárselo a la cama. Sin embargo yo, puede que no tenga suerte en la pesca pero siempre lanzo el anzuelo. Es nuestro carácter”. “Será el tuyo”, apuntó Santi, con cara de palo. Marta le retó con la mirada y añadió: “Mira tío, eres tan, tan, tan gilipollas que hasta el resto de los hombres de esta cena se han dado cuenta.” Ellos se fueron pero Marta se quedó a explicarnos al “resto de hombres de la cena” esa contundente valoración de la masculinidad.