viernes, 23 de abril de 2010

El cielo y el infierno



La otra tarde, mientras caminaba por Palma, una pareja de mormones alteró mi monólogo interior. Tengo un amigo que los ha sumado a su extensa iconografía sexual y, por esa absurda asociación de ideas, acabé escuchándoles. Confieso: no les escuché; ni siquiera recuerdo la primera palabra con la que me abordaron. Sólo sé que uno se llamaba Élder y otro Jeffrey. Eran rubios, de piel nívea y ojos claros, y reaccionaban como si estuvieran recaudando fondos para su grupo de jóvenes exploradores vendiendo galletitas de avena y limonada. Y mientras sonreían, en mi mente resonaban las palabras de mi amigo: “Eso de que vayan en parejitas y te hablen con protocolos, como si fueran teleoperadores, me excita una barbaridad”. Y entonces, la voz de Élder zarandeó mi imaginación perdida. “¿Crees que hay cielo e infierno?”, preguntó. Yo sonreí, como el niño pequeño al que sorprenden cometiendo una travesura. Pensé que era un buen momento para interrumpir la evangelización con la excusa de la prisa pero me vino a la cabeza "Orgazmo", la peli de Trey Parker, en la que un mormón ejercía de actor porno, y me quedé. “Todo es relativo”, contesté, que es lo que responde alguien cuando no tienen ni puñetera idea de qué contestar. “Puede que exista el infierno pero también puede que no sea tan horrible como ustedes lo pintan”, añadí, ante la mirada recelosa de Élder y Jeffrey. “El infierno para un católico ortodoxo es el paraíso para un sadomasoquista, ¿no?”, apunté. Élder ladeó un poco la cabeza, como quien mira una pintura abstracta intentando comprender algo. “¿Sabéis cual es la diferencia entre el cielo y el infierno?”, dije, imparable en mi osadía. “Que en el cielo, el gobierno es suizo, el cocinero francés, los coches alemanes y el amante italiano. Y en el infierno, el gobierno es italiano, el cocinero alemán, el coche francés y el amante suizo”. Lancé una carcajada. Élder y Jeffrey, no. Estrecharon mi mano, con cierto aire de condescendencia, y me dejaron solo junto a la estatua de Jaume I. “No les habrá hecho gracia el chiste”, pensé. Y encaminé mis pasos a casa de mi amigo para explicarle que alguien que no tenga sentido del humor nunca podrá ser un buen amante. Ya sea en el cielo o en el infierno.

Artículo publicado el 1 DE ABRIL DE 2007





Por cierto, el muchacho de la foto es Chard Hardy, un mormón excomulgado por posar de semejante guisa en un calendario que el pobre había ideado con la intención de recaudar fondos para su organización religiosa. Eso sí, el calendario se vendió de maravilla.

2 comentarios:

  1. Jeje, ¿sabes que todos los mormones son Elder? Es una especie de título que se les pone, y significa algo así como "hermano". Yo he tenido una larga experiencia con los mormones, cuando era pequeño hubo dos que vinieron a mi casa durante todo un año. Mi madre les ponía de merendar y todo, y ellos encantados. Nos regalaron sus libros (incluso versiones infantiles, que me fascinaron: la mitología mormona es delirante!), veíamos vídeos de peña iluminada por el mensaje de Joseph Smith y rezábamos todos juntos, que mi madre siempre ha sido una cristiana muy de la nueva era y lo aceptaba todo. Y sí, también terminé erotizándolos. Son tan monos... Y años después, cuando vi la peli "Latter Days", me dejó KO. No te la pierdas, es total.
    Por cierto, me gusta mucho cómo escribes, con esa mezcla de estilo, ritmo y naturalidad.

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  2. Habrá que ver Orgazmo, pero no creo que supere a la historia del mormón en Angels in America. Me ha sublimado la definición del cielo e infierno pacotomasiana, me la apunto para futuras discursiones teológicas con misioneros de piel nívea. En la página http://mormon.org/people/find/ se pueden ver fotos de mormones con filtros para género, edad, raza y religión anterior. También se puede chatear con ellos. Para mí esto ha sido todo un hallazgo.

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