miércoles, 14 de abril de 2010

Fragmentos






"Como todos los escritores mediocres, las novelas de los demás no me satisfacen nunca. Siempre existe en ellas un elemento que me irrita soberanamente. Toda obra novelesca es insoportable, sobre todo su final. Desde mi época de instituto, aborrezco lo que se me antoja la cobardía fundamental de los autores. Crean un personaje que se posesiona de ellos, los inspira, los fascina, los tortura, y cuanto más se acercan al final, más necesidad sienten de deshacerse de él como de una amante demasiado perspicaz o un amigo demasiado exigente, creyendo recobrar así su miserable libertad"

("Enigma", Antoni Casas Ros)

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