domingo, 26 de septiembre de 2010

Hijo o hipoteca

A mí Juliana, la maquilladora de la tele, me lo dejó bien clarito mientras maquillaba a un artista neozelandés que había fabricado un inodoro con revistas del corazón. “Ser mujer y entrar a formar parte de la Casa Real es asumir que, a partir del año, vas a empezar a parir hasta que Dios quiera. Es como si tuvieran el instinto reproductivo más acentuado que el resto”, comentó. “Lo que de verdad destaca en ellos es su bolsillo, que con 2.000 euros al mes le aseguro a usted que hay que elegir entre hijo o hipoteca”, apunté. “¿Tienes hijos?”, me preguntó. “No”, respondí. “¿Y casa?”, insistió. “No”, contesté, repitiendo respuesta, aunque, en esa ocasión, con bastante menos ánimo. “Ya”, dijo ella y continuó maquillando al artista neozelandés, que no se estaba enterando de nada. El silencio de Juliana me provocó cierto ataque de pánico, como si el hijo y la hipoteca dieran sentido a la vida y...si yo no tenía nada de eso...¿qué sentido tenía mi vida? “Hazte republicano”, me dijo mi amiga Marta. “A mí me ha funcionado. Eso de echar la culpa de todo al gobierno está pasadísimo. Ahora lo que se lleva es ser republicano, estar en contra de los presupuestos de la Casa Real y gritar a los cuatro vientos que ese dinero estaría mejor empleado si se invirtiera en museos, en cultura, en sanidad, en alcantarillado, en lo que sea. Le echas la culpa de tus frustraciones a Letizia, como si fueras Jaime Peñafiel, y mano de santo. En serio, desde que soy republicana, llevo mejor mis dramas personales porque sé cómo canalizarlos”, añadió. “¿Has vuelto al psicólogo, verdad?”, pregunté. “Sí”, contestó cabizbaja. “Yo también”, comenté en plan solidario. “Es duro porque...no sé, a mí Letizia, aunque empiece a parir sin parar, como si creyera que tiene la obligación de perpetuar la especie, me cae bien”, dijo Marta, confesando su verdadero sentimiento. “En los días que llevo sin verte...¿no habrás tenido un hijo?”, consulté. “No”. “¿Y una hipoteca?”, añadí. “¿Otra?”, respondió ella. Y fue entonces cuando me hice republicano.

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