sábado, 27 de marzo de 2010

Crisis según Tamara


Con la economía pasa como con el cine de David Lynch: todo el mundo sabe que es importante pero muy pocos lo entienden. Pues algo así nos sucedió la otra tarde, cuando quedamos en un céntrico bar para consolar a Marta. “¡Cómprate una casa! ¡Deja de tirar el dinero en alquileres!”, repetía Marta, imitando el tono consejero que sólo sabe poner una madre. “¿Por qué le haría yo caso?”, se lamentaba mientras miraba una foto de Jean-Claude Trichet, como quien mira la razón de todos sus males. Marta está sumergida en una tortuosa relación con su entidad bancaria, que ha logrado la carambola de que el Euribor esté a un interés más alto que el de su hipoteca. O algo así intentaba explicarnos entre lágrimas. “¡Y me toca que me la revisen ahora!” Y pidió un orujo. Yo sabía que lo que le estaba sucediendo a Marta era importante pero...no entendía nada. No sé hacer la declaración de la Renta, todo ese universo numérico de sumas, restas y tantos por ciento me es tan ajeno como la mecánica. Por eso soy un ser vulnerable durante el mes de junio; un individuo desvalido al que solo le queda confiar en la bondad de los desconocidos gestores. Estoy convencido que una encuesta callejera demostraría que la gente no sabe exactamente qué significa inflación, o desaceleración. Sólo dirían que, normalmente, esas palabras venían acompañadas de malas noticias. Y de repente Emma, la rubia ex secretaria de nuestro ex psicoanalista, famosa en el círculo de amistades por confundir un melanoma con un megalómano, dijo: “Es que lo que el gobierno no puede seguir ocultando es que estamos inmersos en una crisis. Nada de desaceleración. Cri-sis”. Hasta Marta dejó de quejarse y centró su atención en la rubia. “A mí me pasaba como a vosotros -explicó Emma-, que tampoco entendía nada de economía. Pero el secreto está en que alguien sepa contarte, con claridad, lo que está sucediendo. Y yo lo entendí todo cuando escuché por la tele a Tamara Falcó”. Marta rompió a llorar de nuevo por no romperle a Emma la nariz. La hijísima de Isabel Preysler y el marqués de Griñón explicó que, desde que se independizó en una de las zonas más caras de París, se había dado cuenta de lo duro que era vivir con un presupuesto. “Es que voy a comprar lo que sea y el dinero se me escapa enseguida”, comentó la Falcó. “Y a eso se le llama crisis”, añadió Emma. Y Marta, además de sufrir una subida de tipos, notó cómo le subía la bilis.


Artículo publicado cuando nos llegaban los rumores de la crisis y aún no sabíamos lo que se nos venía encima...


No hay comentarios:

Publicar un comentario