miércoles, 2 de junio de 2010

No pienso ahorrar en risas


El otro día, mientras me dejaba lobotomizar por la tele, llegué a pensar que existe una red internacional dispuesta a acabar con la especie humana tal y como la entendemos ahora. Creo que cada noticia, cada titubeo del Gobierno, cada mordisco de la oposición, cada decisión de la sacrosanta Unión Europea, sólo tiene un objetivo: acabar con nuestra seguridad, con nuestra ilusión y con nuestra paciencia. Tengo la impresión que todos estamos algo perdidos, abandonados a nuestra suerte y acosados por un Humo Negro cuyo único objetivo es apagarnos la luz y quitarnos el tapón del desagüe de la bañera. Cuando se habla de jubilarse más tarde, de congelar pensiones, de bajar los sueldos,…se está hablando de la desnutrición del estado del bienestar. Y mientras pensaba todo eso, en la tele se celebraban las semifinales del Festival de Eurovisión, con Grecia dando saltos de alegría porque había pasado a la final. Y alguien a mi alrededor dijo: “Pues si hay tanta crisis, si hay que ajustarse el cinturón, ¿por qué no empezamos ahorrándonos ese festival que es una chorrada?" Entonces lo vi claro. Cuando ellos hablan de austeridad, de ahorro, se refieren a que van a recortar de donde más nos duele: de nuestra capacidad de ser felices, de nuestra ilusión y de nuestro divertimento. Todo es indispensable menos el ocio. Cualquier actividad que conlleve una risa, un salto, una diversión, está mal vista en estos tiempos. Hay que ahorrar. Y no se dan cuenta que cuando un país está totalmente perdido es cuando deja de reír, cuando deja de divertirse. Prefiero que ahorren en aviones de combate, en coches oficiales o en dietas de políticos viajeros y que nos dejen reír en paz. Que como nos toquen mucho las narices, lo mismo nos vamos al bando del Humo Negro y…quien sabe si nos da por ser ‘insolidarios’ e iniciar una campaña tipo “Esto que lo arreglen los que lo jodieron” y nos quedamos más anchos que largos. Que bastante paciencia estamos teniendo…

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