
miércoles, 24 de agosto de 2011
La erótica de la corrupción

lunes, 1 de agosto de 2011
¿Charlamos?
Les aseguro que enfrentarme al papel en blanco, y cuando digo papel en blanco también me refiero a una pantalla virgen de Word, me produce un agarrotamiento de esos que crees que sólo se va a solucionar con un miolastán. Es como el nerviosismo previo al acto sexual, esa incertidumbre ante el otro cuerpo que, aunque sabes que puede darte muchas satisfacciones, no deja de preocuparte a la hora de plantear cómo debes afrontar la salida. Ahora que lo pienso, dice mi madre que todo lo comparo con el sexo. Y es verdad. Lo mismo me lo tengo que hacer mirar.
El caso es que, y en esto la escritura no se parece al sexo, cuando las musas no quieren ni verte, lo mejor es salir a dar un paseo. A refrescar las ideas sin llegar a constiparte. Y entré en un VIPS.Para aquellos que no tengan VIPS en sus poblaciones, les explico que este tipo de establecimientos unifican restaurante -de cocina indescriptible, pero con unas tortitas con sirope estupendas- y tienda en la que se puede comprar, caro, desde revistas, libros de Taschen, música, películas, golosinas, fundas para el iPod, jamón serrano y todo eso a un coste desorbitado y hasta casi las 2 de la madrugada. En esa visita siempre me detengo ante uno de los apartados más deslumbrantes que tiene este tipo de tiendas: el apartado chorra.
Consiste en un montón de cosas que no sirven prácticamente para nada, gadgets absurdos, que me apasiona recorrer. Piezas para tatuar tostadas, chanclas matamoscas, ratones de ordenador con forma de pieza de Lego, moldes para hacer huevos fritos con silueta de revólver… Y en ese edén de la tontería me encontré con una cajita transparente en la que podía leerse “¿Charlamos?” Me inquieté ante esa presencia y leí que esa cajita escondía 110 tarjetas con preguntas. Una especie de excusa, de rompehielos, para sacar en una cena y provocar temas de conversación. Lo primero que pensé fue que si en una cena hay que sacar los temas de conversación de una cajita, una de dos: o hay que cambiar de invitados o hay que dejar de organizar cenas. Pero luego pensé en el papel en blanco, en la pantalla inmaculada de mi portátil, y llegué a la conclusión de que no me vendría mal una ayuda para saber de qué escribir.
Dicho y hecho. Me he comprado la cajita. Lo mismo, cuando no se me ocurra nada, sacaré una tarjeta de su interior y según lo que tenga escrito, de eso hablaré en el blog. Dice el “prospecto” del juego que es una manera ideal de conocer mejor a la gente. A mí se me ocurre otra pero…no sé, mejor no la digo que seguro que está mi madre leyendo (en plan anónimo) y luego me dice que siempre hablo de lo mismo.
lunes, 27 de junio de 2011
¿Hablar de sexo con tus padres?
De verdad que no es una pose eso de que no veo la tele. Pero es que cuando me entero de los programas que emiten, no sé si arrepentirme o reafirmarme a base de Retinol. He leído que hay un programa en la tele que consiste en que los hijos hablan de sexo con sus padres. Sinceramente, desde las fotos de la casa de Mariah Carey, no veía algo tan aberrante. Parece ser que es un formato de MTV, una tele americana que hace este tipo de programas y luego censura el videoclip de Enrique Iglesias porque da a entender que se masturba viendo a una presentadora de esas de madrugada. Es que los directivos de la tele, especialmente esos que creen saber lo que le gusta a la gente y les pagan un pastón por ello, son dignos de estudio, pero eso lo haremos otro día. Vuelvo al programita.
El concepto es ver cómo vive un adolescente el sexo y qué les parece a los padres. A mí, de entrada, me parece innecesario. Y ahora aparecerá alguien que me hablará de comunicación, de información, de prejuicios y de tabúes. Mira no. Un padre es un padre y una madre es una madre; no son mis colegas, por mucho que la educación progre de finales de los setenta intentase hacernos creer lo contrario. Yo, por poner un ejemplo en primera persona, he tenido muy buena relación con mis padres pero de ahí a llegar a casa y soltarles cómo me lo he montado, si me ha gustado, si éramos cinco en la cama o si he preferido mirar, me parece excesivo. A los padres, lo que es de los padres. Y miren que a mí, como a casi todos los seres humanos, me encanta hablar de sexo. A veces, incluso más que practicarlo. Pero uno tiene que hablar de ello con quien se sienta cómodo, con quien tenga incluso cierta afinidad…pero ¿con tus padres? Nos estamos volviendo locos de tan guays que fingimos ser…porque lo mejor de todo es que fingimos. No olviden que la tele es espectáculo y el espectáculo, casi siempre, es mentira. Incluso, a veces hasta los noticiarios son mentira. Solo hace falta ver Telemadrid, Canal 9 o Intereconomía para saber que la ficción cabe en todas partes. Eso me ha quedado muy sexual. Que pena que no tenga un hijo para contárselo.
martes, 12 de abril de 2011
18 meses sin sexo
Hace tiempo, nuestra amiga común Marta llegó a mi casa muy exaltada. “No sé si estoy desencantada o ilusionada”, dijo en cuanto le abrí la puerta. Ya sentada en el sofá, y con una taza de té en las manos, me contó que había salido a la luz que una de las causas del divorcio entre Madonna y Guy Ritchie fue el tiempo prolongado en el que la pareja no tuvo relaciones sexuales. “18 meses”, subrayó Marta. “Ya tenemos algo en común Madonna y yo. Y esa es la causa de mi decepción y mi esperanza. O sea, que si ni Madonna tiene un buen polvo, yo ya puedo ir echando el cierre. Pero, si por el contrario, Madonna es una mujer que también tiene temporadas de sexo en barbecho, yo lo único que debo tener es paciencia. El caso es que no sé con cual de las dos opciones quedarme”.
“Yo que tú me quedaba con la segunda porque una cosa es que Madonna no tenga relaciones sexuales y otra, que no las tenga con su marido, que son dos cosas muy distintas y, a la vez, muy comunes”, apunté. Se quedó un rato pensativa, dio un trago al té y añadió: “Un amigo de Guy ha contado a la prensa que Madonna estaba obsesionada con su cuerpo, dedicaba cuatro horas diarias al gimnasio y el deporte y que cuando llegaba a casa estaba muy cansada para tener sexo. Y eso cansó y molestó a Guy”, explicó Marta. “Pero, ¿estamos hablando de Madonna y Guy o de Pepa y Avelino, los de Matrimoniadas?”, comenté. Porque a mí, comentarios así son los que me destruyen el mito. Que la mujer que escandalizó al Vaticano fingiendo un orgasmo en uno de sus conciertos y que ha jugado con todo tipo de iconografía sexual, sea una señora que se mete en la cama con Guy Ritchie y le dice: “Hoy no me apetece. Me duele la cabeza”, me descoloca. Ahora escucho Like a virgin y veo a Madonna con rulos y redecilla. Creo que cada vez son más los mitos con pies de barro. Ahora, hasta las tetas son de barro. Y nos pusimos a ver una peli de Ava Gadner.
viernes, 8 de octubre de 2010
Vacaciones sexuales

He hecho memoria y creo que no han existido unas vacaciones, al menos desde que tenía 17 años, en las que no soñase con el contacto sexual. Ni qué decir tiene que desde la primera vez en que aquel sueño se convirtió en realidad, las vacaciones pasaron a tener la obligatoriedad sexual incluida. Es un momento igual de bueno que otro cualquiera para practicarlo aunque, cuando uno no tiene que pensar en horarios, reuniones y entregas, la cosa funciona mejor. Quizá es que yo, inconscientemente, fuera -y sea- un ‘turista sexual’ de esos que no interesan en Mallorca. Por fin nuestros políticos se han puesto de acuerdo y ha sido en la cama. Porque hasta a esos que van de modernos, el disfrute de tu propio cuerpo y, ¡oh pecadores!, del cuerpo de otro adulto libre, les incomoda. “Yo conozco a un señor de derechas que es un aficionado al intercambio de parejas”, me contó Marta. “Especialmente si se le contempla a él como objeto intercambiable, porque a su señora no la toca nadie”, añadió. “Eso será si su señora quiere”, comentó Josep. “Para este tipo de hombre, su señora quiere; le guste o no”, concluyó Marta. Y es que la falsa moral salpica como un aspersor. Según esos líderes políticos y, al parecer, también espirituales, practicar sexo en tus vacaciones es algo criticable que no da una buena imagen de nuestro sector hotelero ni de nuestro turismo. Todo lo contrario que albergar entre los muros de un 5 estrellas una reunión de nostálgicos de la Falange, que esos hacen el amor, no como nosotros, que somos más de follar, más del vicio. “Hay que recuperar el Bed-in for peace de Lennon y Ono. Vamos a quedar con nuestros líos de esta semana, nos buscarnos un hotelito y a desatascar las cañerías cual fontanero de cine porno”, propuse. “Además, ¿no reivindican tanto el sexo seguro? No hay nada más seguro que una premeditación”, apunté. “Unas vacaciones sin sexo son una mierda de vacaciones”. Así de claro me lo dijo Josep. Por eso, y a la salud sexual de nuestros políticos, nos vamos a pasar el fin de semana subiendo las acciones de Durex.