lunes, 17 de enero de 2011

Compartir piso

Todo termina. Nada es para siempre. Es cuestión de fijarse bien en la fecha de caducidad. Y eso también incluye los sentimientos, las emociones y las inquietudes. A mí, por ejemplo, me ha caducado la paciencia. Se ha quedado blanquecina. Como ágria. No es la que era. Lo noto cuando leo que los jóvenes españoles están obligados a compartir piso si quieren independizarse. “Existe hasta un perfil de persona para compartir vivienda”, le explicaba a Marta. “28 años, trabajando en una gran ciudad, pagando 400 euros por habitación y conviviendo con ambos sexos”, añadí. Entonces me doy cuenta que ya no tengo paciencia para compartir piso con nadie. Que no tengo ninguna gana de convivir con alguien que no sea yo. Marta cree que el problema está en el optimismo con el que he leído la frase. “El reportaje habla de jóvenes, ¿por qué crees que tiene que ver contigo?”, dijo, sin ninguna piedad. Y posiblemente tenga razón. La paciencia me caducó porque, como sucede con todo lo que concluye, el tiempo le pasó por encima. Ya no tengo edad para soportar las manías de completos desconocidos a cambio de una economía más o menos desahogada. Quiero dejar los cacharros en el fregadero el tiempo que necesite mi fatiga; no preocuparme del canal de la tele, de la serie favorita de unos y otros, ni de a quién le toca hacer el baño. No me apetece repartir los estantes de la nevera ni los armarios de la cocina. Ni preguntar la conveniencia o no de hacer una fiesta en casa. Mi capacidad de aguante es minúscula y mi tolerancia en la convivencia empieza y acaba en mí mismo. Eso me obliga a gastar una cantidad vergonzosa en un alquiler que, encima, no me desgrava pero que, aún así, es más barato que la hipoteca que tendría que pagar por ese mismo piso. Cuanto más lo pienso, menos incentivos le veo a abandonar el hogar familiar para acabar aceptando los antojos de un grupo de compañeros de trabajo. Ni siquiera si son amigos porque, lo más posible, es que después de convivir, dejen de serlo. Marta cree que me he vuelto un misántropo y que así, dificilmente lograré que alguien sonriente me invite a cenar un viernes. No me entiende. No comprende que desde que me caducó la paciencia, ceno con una sonrisa todas las noches.

12 comentarios:

  1. Tengo un trabajo. De esos con los que uno se plantea cosas a futuro. De esos con los que cada semana la casa está más llena de cachibaches que se han ido volviendo imprescindibles (desde una bufanda de Loewe a un iPod). Tengo 27 años. El año pasado abandoné el piso de estudiantes de la universidad (cinco personas). Mis amigos me llaman "señor mayor".

    ResponderEliminar
  2. ¡Y no te digo ya si tienes un choque interpersonal cruce de Bree Van de Kamp y la madre de Juanita Solís, como es mi caso!

    ResponderEliminar
  3. Pues chicos, yo casi que también soy un "señor mayor". Que ya hay cosas que no soy capaz de tolerar. Como mucho, a la pareja, que, por lo menos, te compensa en el apartado emocional, sentimental y sexual. Y si no es así, cuelga al novio.

    ResponderEliminar
  4. Aarón, tus amigos se mueren de envidia por no poder hacer lo mismo. Yo disfruto viviendo solo. No es cuestión de nadie, como bien dice Paco Tomás, sino de uno mismo. Cada cosa tiene su momento. Y toquemos madera porque podamos mantener esta supuesta secuencialidad en la evolución de una persona.

    Abrazos,
    Rafa

    ResponderEliminar
  5. Yo te invito a cenar si vienes a Sevilla cualquier viernes. Es lo mínimo después de tantos momentos de gloria radiofónica. Y si viene tu amiga de la mercería, pues os invito a los dos.

    ResponderEliminar
  6. Pues cualquier viernes por la noche te invito a comer yo en Sevilla. Qué menos, después de las noches de radio gloriosas que nos has dado a todos en los últimos años ;)

    ResponderEliminar
  7. ¡¡¡SEIS COMENTARIOS!!! Creo que nunca había visto tantos comentarios en una actualización mía. Estoy súper feliz, que diría una boba del culo.

    Xosé, dada tu insistencia, siempre cortés, no me queda más remedio que aceptar tu invitación. Pero ya será la próxima vez que me baje al sur, que tengo muchas ganas.

    Y me gusta mucho que rafa venutz me comente, jajajjaja.
    Y sí: vivir solo es evolucionar.

    ResponderEliminar
  8. a mí me gusta leerte Paco Tomás ... estoy probando lo que dicen en el hilo del facebook. A ver ... yo no veo problema. El problema que parece tener Tururú Pachín tiene que ver con su antivirus/navegador, pro no con tu blog.

    Palabra de informático.

    Rafa Venutz

    ResponderEliminar
  9. Nos leemos y nos comentamos. Que yo entro en el suyo y la próxima vez le comentaré.

    ResponderEliminar
  10. Hace tiempo que me siento un Señor mayor, y la realidad económica apremia cada vez más; entonces no me queda mejor opción que estrenar paciencia cada día.

    ResponderEliminar
  11. Perdón por la insistencia... es que el navegador no me hacía caso y lo mandé más de una vez (jo!).

    ResponderEliminar
  12. Está usted más que perdonado.

    Y la paciencia es la mejor prenda con la que arroparse cualquier día del año.

    ResponderEliminar