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martes, 18 de octubre de 2011

Hoy quiero confesar

Les voy a contar algo, que para eso son ustedes seguidores de este blog. Algún privilegio debían tener, aparte de ser los primeros en ver el desnudo integral prometido en el caso de que llegue a los 1.000 seguidores en Twitter. Ya sé que pensarán que mis promesas valen menos que un cheque de Ruíz Mateos pero en mi defensa, debo confesar, que la foto del desnudo que prometí si pasaba los 100 en este blog me pareció una promesa exagerada. Si solo con 100 ya me despeloto, ¿qué haré con mil? ¿Sacarme un riñón? La proporción, ahí está la clave. De todos modos, aún me planteo lo del Formspring. Si no lo he hecho ya es porque atender otra red social puede acabar desquiciándome mucho más de lo que ya estoy.

Volviendo a los orígenes, les voy a contar algo. Los fans de "Las aventuras de Enrique y Ana" van a tener que demostrar su fidelidad con paciencia. Resulta que yo tenía en un disco duro todos los capítulos guardados. Resulta que están guardados en el formato de audio que se empleaba en RNE hace dos años. Resulta que ese programa para trabajar audios ya no existe y ahora trabajamos con otro. Resulta que los ordenadores ya no leen el antiguo formato. Resulta que en mi casa tampoco reconocen ese formato. Resulta que, a día de hoy, no encuentro los capítulos de "Las Aventuras de Enrique y Ana" y sí todas las preguntas del "Cuestionario Cinematográfico Automatizado ACME" (por cierto, la voz que pronunciaba esa cabecera era la de Félix Romeo, grande) que en su momento cedí a Javier Gallego para su Carne Cruda. Pero como diría el marido de la futura alcaldesa de Madrid, "estamos trabajando en ello".

Les confieso también que he solicitado ayuda, vía Twitter, para rediseñar este blog. Sé que a muchos de ustedes no les ha gustado el cambio. A mí no me desagrada pero tampoco me siento plenamente satisfecho. Él caso es que la mayoría de plantillas que encuentro por la red no acaban de encandilarme. Busco algo moderno, funcional, práctico, chulo y personal. O sea, un imposible. O no. El caso es que ya se han puesto en contacto conmigo dos personas que van a intentar convertir mi blog en algo más mío, más auténtico. Y eso me gusta.

Y también les voy a confesar que me asalta un poco la ansiedad respecto al 20-N. Sé que Wisteria Lane (antes Las aceras de enfrente, antes Entiendas o no entiendas) nació con la legislatura de Zapatero y no puedo borrar de mi cabeza que quizá acabe con ella. Como a todo el mundo en este país, me asusta el futuro. Me inquieta contabilizar las posibilidades que existen de mantener un programa como este con un gobierno de mayoría absolutista del PP. Sería bastante ilógico, conociendo lo que han hecho en la televisión balear y en la de Castilla-La Mancha tras su última victoria, que mantuvieran un programa que les da caña. Ojo, no porque sea un programa sectario ni prisionero de una ideología sino porque es un programa que habla de cultura y vida lgtb, entre otras muchas cosas, y los únicos que tienen un recurso en el Tribunal Constitucional contra el matrimonio entre personas del mismo sexo es el PP. El único partido nacional que se plantea eliminar ese derecho es el PP. El único partido que aplaude las salidas de tiesto de la Conferencia Episcopal es el PP. El único partido que todo lo hace bien, según la homófoba Intereconomía, es el PP. ¿De verdad creen que ellos van a tener la manga tan ancha y dejar el programa ahí donde está? No lo sé pero cuando pienso más de cinco minutos en ello, llego a una triste y desoladora conclusión.

Son tiempos difíciles. Pienso mucho en ello. Y cuanto más pienso más me doy cuenta de que, al menos desde mi punto de vista, no son exactamente lo mismo PP y PSOE. Puede que parezcan prácticamente lo mismo. Puede que en política económica, dictada desde tribunas más altas que las suyas, sean puntualmente iguales. Puede que a la hora de proteger su feudo y su nicho de poder sean sospechosamente iguales. Pero exactamente iguales...pienso mucho en ello y creo que no.