domingo, 18 de septiembre de 2011

Tiempo de silencio

Como en la novela de Martín-Santos, España está regresando a los años 40. Veo demasiados aspectos comunes entre esa historia ambientada en un país sumergido en una desoladora situación económica y social y cualquier informativo de las tres de la tarde. Los tiempos se solapan, como en una versión inapropiada de Retorno al pasado, sometiendo el silencio al miedo; y el miedo, a la incierta oscuridad. Todas las buenas novelas albergan oscuridad: en su entorno, en sus personajes o en su época. Hasta podríamos estar viviendo un capítulo de El señor de los anillos. La diferencia es que la oscuridad, en la obra de Tolkien, arrasaba la Tierra Media y aquí, ahora, es la clase media la que la sufre. Por lo demás, todo se parece mucho. Hasta empiezo a sospechar que no todos somos humanos; que algunos son razas antropomorfas.

Como en un relato de ciencia ficción de Huxley, vemos el fútbol –el mejor opio para el pueblo que ha existido desde el nacimiento del Real Madrid- como si fuera el soma que consumían los habitantes de Un mundo feliz. Pero para no dejar a ningún ciudadano sin su alucinógeno se creó Telecinco (o Cuatro), un nuevo concepto de opio, algo adulterado pero con la misma capacidad adictiva. En la novela de Aldous Huxley se decía que un gramo de soma curaba diez sentimientos melancólicos, con todas las ventajas del cristianismo y el alcohol sin ninguno de sus efectos secundarios. Supongo que ya todo el mundo sabe que el director de cine y actor Santiago Segura se ha llevado los 12.000 euros que pagan a los famosos por ir a Más allá de la vida y ridiculizar a la médium espiritual Anne Germain. Cuentan que la cadena está pensando si emitir o no el programa en el que Segura le dice a la médium que no ha acertado ni una, poniendo en evidencia algo que muchos sospechábamos. En la profesión del actor ya se habla de aquellos que han osado burlarse del imperio Vasile y de lo difícil que lo tienen para trabajar en esa casa. Y siempre se pone el ejemplo de Sancho Gracia, actor que en La Noria se atrevió a cantarle las 40 a Belén Esteban y desde entonces está vetado en la cadena. Los hay que piensan que con Santiago Segura no valdrá el veto ya que el poder del director –gracias a la repercusión social de su saga Torrente- enfrentaría a dos poderosos. Pero como no hay dos sin tres, otros opinan que detrás de todo esto hay una inteligente estrategia de Segura: por un lado, acceder a la invitación del programa y llevarse los 12.000 euros calentitos y, por otra parte, evitar las críticas de muchos de sus seguidores al verle sentado frente a la supuesta vidente, burlándose de ella en la grabación y, así, evitar su emisión.

Lo de Anne Germain me parece de juzgado de guardia. No ya por los famosos que asisten al programa, se llevan su dinerito y hacen lo que se espera de ellos, sino por la indefensión con la que personas anónimas, cargando con la herida abierta del familiar perdido y la necesidad de un consuelo, una explicación, un poco de paz, acuden a Más allá de la vida para que la cadena haga caja con su dolor. No me creo a esa señora y, lo peor de todo, es que me hace pensar que estamos dotados de un provincianismo mental rebozado en prejuicios que, si esa misma mujer se llamase Hortensia Montoya y fuera sevillana, no haría sospechar y no nos creeríamos ni una sola palabra que saliese de su boca.



Vivimos en un pequeño, o gran, agujero. Una especie de madriguera, una tubería, un lugar oscuro en el que nos refugiamos del terror que nos contagian, protegiéndonos la cabeza con los brazos para que cualquier cascote que caiga de arriba no nos escalabre. Pero eso puede cambiar. El agujero, en inglés, el idioma en el que se comunican los muertos de Utrera con Anne Germain, es the hole. Y The Hole es el nuevo espectáculo que se estrenó el jueves en el teatro Häagen-Dazs de Madrid. Una mezcla sensacional entre el Crazy Horse de París, el Cirque du Soleil, un poquito de Kit Kat Club, La Cliqué de Londres o el The Box de Nueva York y un humor provocador y canalla, más nuestro, como de un renovado Molino barcelonés. Todo eso podría ser The Hole, un agujero desde el que poder salir a la superficie con energías renovadas. La idea, que parte de la productora LetsGo, Yllana y Paco León, puso a todo el público en pie. Especialmente cuando Paco sobrevoló por encima de nuestras cabezas. Allí estaban, absolutamente entregados al canalleo y el espectáculo, el director de cine Álex de la Iglesia, el actor Hugo Silva, el reparto completo de Aída, Carmen Lomana, Eugenia Martínez de Irujo, Pepón Nieto, Pastora Vega y Juan Ribó, Massiel, y más. Entre ellos, los futuros maestros de ceremonias de este show: Eduardo Casanova, Alex O’Dogherty, Silvia Abril, Fernando Gil y la gran Pepa Charro.

The Hole tiene la apariencia de una civilización sumergida, de un universo mágico en el que a uno le apetecería instalarse, un oasis subterráneo en el que disfrutar de nosotros mismos, y de los demás, mientras en la superficie solo se habla de agujeros económicos, de déficit, de austeridad,… Y si en algo no hay que ser austero es en nuestra capacidad de proporcionarnos –y proporcionar- placer. Vamos, que aunque los tiempos quieran teñirse de gris, que aunque nos aconsejen que el silencio es la mejor manera de sobrevivir, que aunque las sombras habiten la Tierra (Clase) Media y sospechemos que lo peor aún está por llegar, siempre nos quedará un agujero, iluminado con luces de fiesta, en el que sentirnos como en casa. Porque a veces, hay muy buenos agujeros en los que entrar y cargarnos de fuerza para cuando llegue la hora de salir.


1 comentario:

  1. Ole! Y yo quiero que pongan el programa de Santiago con la videnta!

    Fdo.: Leticia con Z

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