lunes, 29 de agosto de 2011

¿Quiero vivir en la ciudad?


Dice un amigo que los que se trasladan a vivir en plena naturaleza no son verdaderos ecologistas. Que el auténtico ecologista es él, que ni pisa el campo. Y si no va, difícilmente puede estropearlo. Y un poco de razón sí que tiene. Es que él y yo somos urbanitas.

Yo llego a una gran ciudad y veo cristal, arquitectura, asfalto, tumulto y me recorre una vitalidad por todo el cuerpo que parece que me he tomado cuarenta cafés. La metrópolis tiene la oferta, la demanda, la variedad, la densidad, el glamour, la afinidad, las primicias, los estrenos, incluso todas las posibilidades de transporte necesarias para escapar de todo eso.

La ciudad sería un entorno vital perfecto si no fuera por un pequeño detalle: es imposible habitarla. Las metrópolis son espacios maravillosos diseñados para ser visitados y, por lo tanto, disfrutados, pero nunca para ser vividos. Una gran ciudad es invisible. Si es el paisaje de tus vacaciones, te fascinará. Pero si es el entorno de tu vida cotidiana, te desesperará. Vivirás en un medio de transporte prácticamente todo el día para llegar al trabajo y luego para volver a tu casa. Llegarás tan cansado, porque en una ciudad todo cuesta un poco más, que no tendrás ni fuerzas para participar de las muchas ofertas culturales y de ocio que te presenta. Nunca llegarás a tiempo a los sitios, que estarán llenos de gente, siempre llenos, sea un concierto de Prince o una exposición de papiroflexia. Y cuando quieres irte de allí, intentarás pillar un taxi pero no pasará ni uno y si pasa, apagará la luz verde en tu propia cara para no llevarte.

En la ciudad todo hay que prepararlo con tiempo porque una ciudad no te deja ser espontáneo. Y para evitar todo eso, acabas yendo al bar de siempre, como si fuera el único a mil kilómetros a la redonda. Lo que no entiendo es porqué sigo viviendo en una ciudad. Dice mi amigo que porque en el campo hay bichos. Cómo se nota que nunca ha estado en una gran superficie comercial un sábado por la tarde.


1 comentario:

  1. Tengo una amiga que lleva años sin salir del cuadrilátero Ortega y Gasset - Velazquez-Villanueva-Serrano. Y es que vivir en la ciudad puede convertirse en algo así como vivir en un pueblo lleno de escaparates maravillosos, pero la afirmación inversa no es cierta.

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