lunes, 4 de octubre de 2010

Mudanzas


Si no fuera porque me tacharías de perturbado, te recomendaría que cada diez años hicieras una mudanza. Oye, mano de santo; tiene las mismas propiedades que una crema hidratante para el corazón. Al principio todo son connotaciones negativas: que si no sabes por dónde empezar, que si tienes demasiados trastos, que si la cultura pesa como quintales, que si el nuevo piso no tiene ascensor, que si nada es más deprimente que ver tu vida metida en cajas... Pero precisamente ahí está el aspecto saludable de una mudanza: organiza tu vida de nuevo, te permite volver a empezar partiendo de una buena pool position, como si tuviésemos la oportunidad, al igual que las serpientes, de mudar la piel también y renovar así la juventud. Con una mudanza, uno se sacude la cáscara vieja, renace, y... “La que te va a sacudir soy yo si no te callas de una puñetera vez”, me interrumpió Marta, cargada con una caja de libros mientras subía, con el sofoco de la menopausia, hasta el tercero sin ascensor. “No sudaba tanto desde aquella vez que me quedé encerrada en una sauna finlandesa con Russell Crowe”, añadió, casi sin aliento, aprovechando que los demás no teníamos fuerzas para responder. “Tú nunca has estado en una sauna con Russell Crowe”, apunté yo, sacando aire de la nada. “Como me jodas la fantasía terminas la mudanza tú solito”, contestó Marta, tajante. Así que continuamos subiendo cajas, al ritmo de un hormiguero en hora punta, escuchando las historias de Marta y su ‘gladiator’. Ya en mi nuevo hogar, sentados en el suelo y con la vida archivada a nuestro alrededor, pensé que el esfuerzo había merecido la pena. Como decía Kaa en El libro de la selva, “siempre es duro mudar de piel”, pero al final, compensa. Con la mudanza abres cajones, desempolvas recuerdos y decides qué cosas te acompañarán en tu nueva etapa y qué otras se quedarán allí, sabiendo que se perderán cuando la memoria no sea capaz de recordarlas. Sabes que emigras a una nueva piel y eso, gusta.

1 comentario:

  1. Mi canción favorita sobre mudanzas: "Books from Boxes", de Maxïmo Park.

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