martes, 13 de julio de 2010

La recaída


Marta ha vuelto a fumar. Dice que siempre ha tenido vocación de oposición y que a ella reprimir sus deseos más primarios le causa ardor de estómago. Y que entre joderse los pulmones fumando o joderse el estómago a base de carbonato cálcico, opta por lo primero, que además enriquece sus habilidades sociales. “Amiga, la vida no es fácil para el fumador. Tienes que aceptarlo”, expliqué con dulzura mientras le sacaba el cenicero al balcón. “Aparte de todas esas contraindicaciones que aparecen en la cajetilla, fumar provoca arrugas”. Marta me miró como los niños de El pueblo de los malditos. “Fumar puede matar”, añadí. Ella dio una calada a su cigarro, dejó caer sus párpados como sólo sabe hacer una mujer fatal y dijo: “Y yo”. “Es que los no fumadores no tenéis ningún tipo de condescendencia con nosotros”, añadió acto seguido. “Además, en tu caso es contradictorio porque si siempre has apoyado el derecho a morir dignamente, ¿por qué no me dejas fumar en paz?” Lo sé, Marta es más bruta que las alpargatas de El Algarrobo pero…hay que aprender a quererla. Me informó que ella era un objetivo claro para la industria tabaquera ya que estas empresas saben que su mercado no está ya en los nuevos consumidores sino en las recaídas. “Soy una víctima”, lamentó. Y se encendió otro pitillo. “Me parece que vas a tener que exiliarte a Elche o a Castellón como sigas así”, y le comenté que según una lejana Encuesta Nacional de Salud, la Comunidad Valenciana era donde había más españoles enganchados a la nicotina. De hecho, 3 de cada 10 valencianos fumaba a diario. “Pero yo fumo tabaco”, apuntó Marta. Y tras observar detenidamente mi gesto de cuadro abstracto, rebuscó, sin soltar el cigarro, un titular en internet: ‘El PP rechaza retirar a Francisco Franco el nombramiento de hijo predilecto de Alicante’. Me pregunté si el consumo de sustancias psicotrópicas mezcladas con tabaco computaban en la encuesta como nicotina. Para mí que en algún sector de la sociedad alicantina, debería. Y le pedí una calada a Marta.

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