jueves, 29 de diciembre de 2011

La energía ni se crea ni se destruye, solo se traviste

Hace nada, casi ayer, el 23 de diciembre, que ya no será un 23 de diciembre más, recibí un mensaje en mi móvil. Nicolás Grijalba me anunciaba que La Toyota había fallecido. Casi en el mismo instante, otro amigo, Kike, me contaba que Carmelo se había ido de manera natural.

Carmelo y La Toyota eran la misma persona. O quizá dos matices de la misma persona. Pero ambas correspondían a un ser humano excepcional, con una sonrisa amable, con una imaginación portentosa y con una delgadez magnífica.

Hoy, que estoy unos minutos en casa, delante de mi ordenador, no puedo dejar pasar la obligación moral de despedir a un amigo desde este blog que cada vez es más mi alma.


Estoy convencido que La Toyota, allá donde esté, nos demostrará que la energía ni se crea ni se destruye, solo se traviste. Ella, convertida en una aurora boreal, llenará de brillo y luz la noche donde dicen que habitan aquellos que se van. Ella le echará una mano a Él, Él le prestará su cuerpo a Ella. Así fue siempre y algo me dice que así seguirá siendo. Porque la gente solo muere cuando abandona nuestra memoria, cuando el olvido nos impide rescatar aquella anécdota que protagonizó, aquella risa que provocó, aquella fiesta que compartió.


Aquí va este pequeño homenaje a ese hombre delgado como un Cristo y a esa mujer potente como una María Magdalena. Pongan algo de música de Algora mientras observan estas fotos correspondientes a la fiesta Noa Noa en la que La Toyota brilló con luz propia.


2 comentarios:

  1. Se ha ido una gran persona, tuve la suerte de conocerle y lo primero que pensé es que era grande, muy grande. Que descanse en paz.
    Jaime.

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  2. ¡Feliz 2012, Paco Tomás! Que en este año que comienza te sigamos oyendo en la radio y leyendo este blog. Te he descubierto hace unos meses y me tienes "enamorao"
    Un beso

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