Estábamos rebañando un Häagen Dazs de tarta de queso cuando mi amiga Marta decidió verbalizar lo que pensaba. “Yo que tú, cambiaba de psicoanalista. De la manera en la que te trata, dudo que acabes superando tus traumas”, dijo, “Chica, lo cuentas como yo si fuera Norman Bates. Tampoco tengo tantos traumas. Voy al psicoanalista como el que va al fisioterapeuta: para aprender a sentirme mejor. Además, ya sabes que me gusta el acento argentino”, apunté. “Lo sé. Yo también voy a ese psicólogo pero contigo se comporta de una manera extraña”, añadió. “Ahora la culpa la tendré yo”.
Me puse a la defensiva, qué iba a hacer.
“No, pero reconoce que contigo es impertinente, arrogante, sarcástico, frío, incrédulo y brutalmente honesto. Y ahora, si me disculpas, me tengo que marchar. Empieza 'House' y no me la puedo perder. Es mi serie favorita”.
Marta se fue. Y me quedé en casa, con un recipiente de Häagen Dazs vacío, dándole vueltas a la cabeza, como la niña de 'El exorcista'. ¿Por qué nos gusta tanto 'House' si no seríamos capaces de soportar a un doctor que realmente fuera así? Llamé a Encarna, que ha cambiado a Vilches por House, y se lo pregunté. “Porque en la ficción todo vale. Es el único terreno de la vida en donde lo políticamente incorrecto es agradecido. Es como una válvula de escape, como el pitorro de la olla expres, un desahogo”, me contestó. Luego llamé a David. “Escucha: ‘Una enfermedad que ataca al cerebro, al corazón y a los testículos, ¿no será un poema de Byron?’ ¿No te parece genial? Hay que ver 'House' porque tiene frases que puedes emplear en tu vida cotidiana y quedar como un auténtico genio delante de tus amistades”, soltó. Y marqué el número de Marta. “Porque House cura enfermedades, no pacientes. Porque algunos médicos de nuestra Seguridad Social son igual de impertinentes pero sin un equipo de guionistas detrás. Porque hay doctores que no son capaces ni de detectar un embarazo y diagnostican gases. Y porque, gracias a House, tenemos aún más claro que todo el mundo miente”. Y me colgó. Está echando un carácter...
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