miércoles, 19 de mayo de 2010

La tele de tu vida




¿Te he contado que he empezado a trabajar en la tele? Fascinante, antropológicamente hablando. Debe ser el único sector empresarial del mundo, exceptuando la presidencia de los Estados Unidos, en el que un auténtico imbécil puede llegar a ver realizada su estupidez y comprobar, en algunos casos, que hay una parte de la población a la que le interesa su tontería congénita, que él, por supuesto, considera talento. Algo que también he aprendido en esta nueva etapa de mi vida es que nunca te debes burlar en los pasillos, o en la máquina de café laxante, de ese imbécil con ideas descabelladamente mesiánicas porque, con toda seguridad, llegará a ser director de programación, director de contenidos o el mismísimo director general, cargo que, interesante también, no entiende de discriminaciones por razón de sexo. En eso, hay paridad. Mi psicoanalista -sí, he vuelto al psicólogo...¿qué otra cosa podía hacer?- argentino -sí, he vuelto con el argentino. Probé con uno de madre irlandesa que cuando estaba sobrio era bueno; otro canadiense al que me costaba entender su castellano con acento Celine Dion; otro austríaco que renegaba de Freud y no me dió buena espina; y hasta con uno español que decía que había tratado a Malena Gracia y a Marisol Yagüe. Pero me dí cuenta que el argentino es el único que podía pasarse años dándole vueltas al concepto: “lo tuyo no tiene remedio”- dice que no es de extrañar ese nivel intelectual y creativo en los altos cargos del medio si tenemos en cuenta que el único mérito que se les tiene en cuenta es haber visto televisión...aunque, en los tiempos que vivimos, es toda una virtud. Un mérito que condiciona. No hace falta que te diga que si esta fórmula la trasladamos a un ente público, único lugar en el que las variables no varían, las dimensiones de la estupidez tienden a infinito, especialmente si la televisión cumple 50 años. Dice mi psicólogo argentino que lo malo es que pagamos todos. Pero yo no creo que él pague nada. Para mí, que no tiene permiso de residencia.


(ESCRIBÍ ESTE ARTÍCULO EN 2006 Y ME SORPRENDE LO POCO QUE HAN CAMBIADO LAS COSAS DESDE ENTONCES)

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