Me pillas en plena crisis de creatividad. Como en todas las crisis, se pronostican cambios aunque yo no tengo la suficiente paciencia como para aguardarlos sin más. Pruebo a invertir el tiempo de espera en un artículo, pero como tengo la creatividad en barbecho, podría volver a comenzar este escrito de nuevo, exactamente con las mismas palabras, y así hasta imitar al número Pi en un loop interminable.
Me pillas en plena crisis de creatividad. Mi Olimpo está desierto, como una playa en febrero. Sospecho que mis musas, si alguna vez fueron mías, se han declarado en huelga de ideas caídas. Esas divinidades femeninas que debían estar aquí, entre mis libros y mis apuntes, inspirándome palabras, comienzos y desenlaces, andarán de vacaciones, como cantaba Serrat.
Me pillas en plena crisis de creatividad. Intento escribir algo coherente y me descubro un universo ilógico; procuro mantener cierto sentido del humor, unas dosis de ironía, y solo consigo sinceridad metafísica. Estoy hecho un lío. Me acabo de enterar que la musa que me corresponde -deben organizarse como los médicos de familia, que te asignan uno y si te gusta, bien, y si no, también- se llama Talía y me ha entrado la risa. Me imagino a la cantante de Amor a la mexicana moviendo las caderas por mi salón, revolucionándose el cabello y susurrándome al oído cosas tan inspiradoras como “vengo, vengo, vengo de caña; vengo, vengo, vengo de son; tengo, tengo, tengo en el alma,ritmo, ritmo, ritmo y sabor”.
Me pillas en plena crisis de creatividad. Las musas son infieles por naturaleza pero me gustaba imaginarme en una habitación destartalada, anhelando la inspiración, mientras, en algún lugar de un polígono industrial, entre los graffitis de los muros, apareciese dibujada una Terpsícore, con un singular parecido a Olivia Newton John, que, de repente, cobrase vida al ritmo del I’m alive de la Electric Light Orchesta. Y la musa, vestida con un rollo ad lib, porque en los tiempos que corren solo un personaje mitológico sería capaz de vestirse así, empezaría a patinar -una musa sin patines no es una musa- por toda la ciudad hasta llegar a mi casa.
Ya es tarde y como veo que la musa no llega, voy a hacerme algo de comer.
Me pillas en plena crisis de creatividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario