viernes, 3 de septiembre de 2010
El aguante
Hace una semana que no veo el Telediario. Me pasa como con los juegos de ingenio; deberían estimular mi inteligencia racional, mi lógica, pero sólo consiguen alterarme en un tiempo récord. Acabo lanzando el Mahjongg contra la pared y corro al botiquín más cercano para ‘trankimizarme’. “Es que sin paciencia no hay ingenio”, me recrimina Marta, que como ahora le ha dado a su novio por hacer sudokus está pesadísima con la filosofía oriental. Seguramente tenga razón y sea una cuestión de aguante pero, según pasan los años y los pasteles de cumpleaños comienzan a parecer desfiles de antorchas, uno ya solo soporta lo que le apetece soportar. No puedo con el Telediario. No tiene nada que ver con La Primera, es que tiendo a que mis hipónimos neutralicen sus hiperónimos (con esta frase te has quedado muerto). De esta manera, las noticias televisivas siempre serán telediarios, las emita Antena 3 o Cuatro; como el yogur, que siempre será Danone. Qué le voy a hacer si yo nací en el capitalismo y las marcas son mi Dios. A lo que iba: Es conectarme a las noticias y empezar a sentir una inquietud desasosegante, una angustia, una intranquilidad similar a la que me azota cuando no consigo toda una cara roja en el cubo de Rubik. Quizá es que perdí, o malgasté, toda mi paciencia en la última relación sentimental. Quién sabe. El caso es que esa tolerancia, que en nuestros tiempos se ha vuelto pasividad, no me acompaña mientras escucho a Rajoy fomentando las dos Españas. O cuando veo que unas viñetas satíricas pueden provocar una tercera guerra mundial. O cuando, en 24 horas, dos mujeres son asesinadas por sus parejas. Es tal el ataque de ansiedad que no me extrañaría nada sorprenderme alguna noche votando por Sofía Mazagatos en cualquier reality al que se presente. Si los reality son opio para el pueblo, a mí dadme un fumadero entero que, como cantaba Camilo Sesto, ya no puedo más si siempre se repite la misma historia. Y mira que lo siento, porque había empezado a pillarle el punto a eso de la erótica informativa. Sobre todo desde que presentaba David Cantero.
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Y lo peor de todo es que cada día los telediarios se parecen más a "gente" de la 1.
ResponderEliminarLo de David Cantero no se hace, efectivamente.
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