miércoles, 22 de septiembre de 2010
Piensa en mí
Hoy me ha dado por pensar, que diría una rubia. ¿Has notado el papel que juegan en nuestras relaciones los móviles, los mails y los sms? Hasta algo tan personal como una cita o un 'te quiero' con forma de corazón llega antes al móvil que a tu propia persona. Son testigos electrónicos de nuestras dudas, temores y alegrías. Una vez escuché que existimos porque nos piensan y no al revés. O sea, que estamos vivos porque sobrevivimos en la mente de otra persona. Y entonces pensé que la alarma que nos alerta de la entrada de un mail o un sms es como un recordatorio de que en ese instante alguien nos piensa, luego existimos. Por eso creo que se debería controlar con firmeza el uso que se hace de ellos. Esperar una llamada con deseo, acercarse al contestador y escuchar: “Telefónica le informa que... -y se detiene unos segundos, en plan peli de suspense-... no tiene ningún mensaje nuevo”, es frustrante. “¡Asquerosa!”, le gritas a esa voz y cuelgas enfurecido porque piensas que la tipa de la grabación se está descojonando con sus amigas y rifándose quién es la próxima que te lleva al borde del infarto. Esa pausa es maligna. Eso sin contar cuando esperas ese mensaje de una cita (porque nunca te atreves a llamar, no piense que estoy desesperado) y, de repente, el sonidito te avisa que acabas de recibir un sms. Corres hacia el móvil como Julie Andrews corría por las montañas austríacas en 'Sonrisas y Lágrimas'. Con la sonrisa resplandeciente, abres el sobrecito y aparece: “Movistar publi: llama gratis al 4467 y apuntate a la promo frontera70, envia 70sms desde el 1/10 y a partir del 70 sms gratis a ms-ms en tl. nacional hasta el 31/10”. Odio es poco. Lo que sientes en ese momento contra tu operador de telefonía móvil es similar a lo que sentía Bette Davis por Joan Crawford en 'Qué fue de Baby Jane'. O peor aún, lo que sentían en la vida real. Hay que tener mucho cuidado con eso. Estoy pensando pedir que dejen de bombardear con publicidad mi correo y mi móvil. Es deprimente pensar que existo porque los de la compañía telefónica piensan en mí, como un número más en su base de datos, para sacarme más pasta. Juro que les pasaré la factura del psicoanalista.
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Interesante con lo que comentas "Juro que les pasaré la factura del psicoanalista."
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