domingo, 4 de abril de 2010
Libertinaje de expresión
Ha llegado la Primavera y la sangre…yo no sé si la sangre se altera pero las cabezas, las cabezas están fatal. Porque lo de la sangre, en una especie como la humana, tampoco es tan importante si tenemos en cuenta que nosotros no tenemos época de celo; más bien vivimos en un celo permanente. Pero lo de la cabeza, eso sí que es serio. He escuchado a la cantante de rancheras Paquita la del Barrio decir, con una serenidad escalofriante, que prefiere que un niño muera de hambre en la calle a que sea adoptado por una pareja homosexual. Quiero pensar que es la voz de la ignorancia porque, de lo contrario, empezaría a jugar en su misma liga y posiblemente acabaría haciendo declaraciones espantosas del tipo “yo preferiría que se muriese Paquita la del Barrio antes de que un niño sea adoptado por una pareja gay”. Por cierto, que ese grupo ya existe en Facebook. La cantante, que se ganó en su momento un nutrido grupo de fans femeninos, y también homosexuales, gracias a temas pasionales y de despecho que reflejaban la discriminación que ella misma sufrió por ser mujer en una sociedad tan machista como la mexicana y lo hizo con letras tan poéticas como “rata inmunda, animal rastrero, escoria de la vida, adefesio mal hecho”, añadió que tiene muchos amigos gays, que los quiere mucho, pero de ahí a tener derechos va un mundo. Y llega el tercer, y supuestamente último capítulo de la serie, en el que nuestra protagonista de hoy emitió un comunicado de prensa en el que pedía disculpas, decía que actuaría para la comunidad gay y que sus declaraciones eran fruto de su pobre educación. Bueno, al menos reconoce eso. Hay miles de personas manifestándose contra los derechos gays en grandes ciudades del mundo que no lo hacen. Lo que les tengo que confesar que me cansa, más que una astenia primaveral, es ese argumento que justifica con la libertad de expresión semejantes patadas a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a la de los Derechos del Niño. A lo mejor, si todos estos vieran perseguidos sus derechos fundamentales, como han visto perseguidos los suyos el colectivo gay durante siglos, a lo mejor le sacaban mayor partido a la libertad de expresión. Como dicen ellos, "es que no hay que confundir la libertad con el libertinaje". Pues eso digo yo, que no hay que confundir la libertad de expresión con el libertinaje de expresión. Y voy a cortar, que se me altera la sangre, se me desboca el verbo y luego no me entran todos los contenidos en el programa. Hombre, ya.
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Qué de acuerdo estoy con todas las presentaciones de la Transversal! Este artículo es fantástico, como el del cerebro gay... Estaba buscando el de la Semana Santa y la respuesta, tan digna y estupenda, al señor 'indignacérrimo' que llamó... A mí me pasó algo muy parecido en una semana santa hace años. Enhorabuena por el programa!
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