lunes, 8 de agosto de 2011

Flashfoward

Era una buena persona. Una persona honesta. Una persona que necesitaba que todo a su alrededor cambiase para creer que su vida también podía cambiar. Esa persona, la última noche del 22 de mayo, sufrió un desvanecimiento. Permaneció sin conocimiento durante dos minutos y diecisiete segundos. Durante ese tiempo, vio el futuro. Al despertar, esa persona siguió siendo buena y honesta pero dejó de creer.

Así podría empezar un remake patrio de la serie norteamericana Flashfoward. Ahora que los directivos de las cadenas de televisión nacionales han decidido humillar a los creadores españoles obligándoles a escribir ‘versiones’ de series yankis que todos hemos visto, y que difícilmente podremos mejorar, esa podría ser mi propuesta artística. Telecinco va a estrenar un nuevo Cheers y como el éxito de nuestras Chicas de oro (¡ojo! ironía) avala la inversión en futuros proyectos, la cadena de Belén Esteban le encarga a Jose Luís Moreno, ventrílocuo, una versión de Modern Family. Como decía esta semana un usuario de Twitter, “Señor, manda una plaga y acaba con esto de una vez”.

Pero yo voy a seguir trabajando en el guion de mi capítulo piloto. Pero antes, aclarar que un flashfoward no es otra cosa que un salto hacia delante en el tiempo. Ciencia ficción. Casi tanto como entender qué es una prima de riesgo, para qué sirve una empresa de calificación crediticia y a cuánto cobra sus informes o quienes están detrás de los mercados.

La persona protagonista de mi historia había hecho algo importante ese día: creer. Y ejerció su derecho al voto, que ya es más de lo que hicieron muchos de los que ahora se lamentan. Votó en conciencia, creyendo que algo iba a cambiar. Pero, tal vez, cuando se desmayó, su mente viajó al futuro de ese 22 de mayo y vio como Camps dimitía y la Generalitat valenciana le ponía una asesora y un chófer para demostrar que la austeridad en el gasto público que anunciaba su líder Rajoy iba en serio. Tal vez vio a Cospedal subirle el sueldo a sus asesores, 4.000 euros más al año. Puede que viera como aquí, en Balears, llegaban al poder, eliminaban cargos públicos pero se repartían lo que cobraban todos esos cargos entre ellos, como si fueran los únicos en este país que están haciendo el trabajo de tres. Con la diferencia de que el resto del país lo hace por igual o menor sueldo.

Esa persona quizá viera como Zapatero volvía a desmentirse a sí mismo y anunciaba un adelanto electoral.

O tal vez cómo la nueva España, la España azul, censuraba una foto del actor
Asier Etxeandía, que formaba parte de una exposición dentro del Festival de Teatro de Mérida, porque, curiosamente, hería la sensibilidad cristiana. Quizá esa persona buena y honesta se preguntó, al despertar de su flashfoward, si su sensibilidad cristiana no estaba bastante más herida cuando un cura abusaba de un menor, cuando la Iglesia católica animaba a la persecución de homosexuales en África o cuando se pasan por el forro de la sotana el voto de pobreza poniendo a su nombre las propiedades que no son de nadie. Sin embargo, esos actos execrables nunca hieren la sensibilidad cristiana de esos señores. Una foto, sí.

No me extraña que en apenas dos meses, el desencanto haya vuelto a nuestras vidas. La ilusión de aquellos que creyeron que con el cambio llegaría la luz, ya fuera votando a una alternativa o asumiendo las consignas del 15M, se vuelve a marchitar. Tal vez, aquel 22 de mayo hubiera acabado diferente si todos hubiésemos sufrido un flashfoward que simplemente trasladara nuestra conciencia setenta días en el tiempo. Seguro que lo único que no les extrañaría sería la muerte de Amy Winehouse. Cosas del destino y el libre albedrío.

Creo que la serie podría ser un éxito. Ya tengo hasta un storyboard empezado. La imagen del Parque del Retiro lleno de confesionarios me parece apocalíptica, como de El exorcista III o algo así. Lamento que no se me haya ocurrido a mí. Es mérito de la mente de los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud, una especie de orgullo católico que, como el lgtb, también tiene sus escenarios, sus actuaciones, sus multitudes, su dress code, sus símbolos,…vamos, un orgullo como Dios manda. Me pregunto si en los fastos del Orgullo Católico se va respetar el descanso y bienestar de los vecinos. De momento, parece que este orgullo no molesta ni entorpece a ninguna asociación de vecinos.

Creo que si yo hubiese tenido un flashfoward que me trasladase al 16 de agosto, seguro que me habría visto en la playa. O en la montaña. Pero desde luego, lejos de Madrid.


2 comentarios:

  1. Perfecto y literario resumen de realidad actual!!! Enhorabuena :-D

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  2. Por culpa de personas como el bueno de Jose Luis Moreno tengo muchos prejuicios sobre las series y los programas españoles. Ahora que previsiblemente van a destrozar Modern Family, solo nos queda esperar que no lo hagan con Desesperate Housewives. Ya me estoy imaginando una urbanización de adosados en Paracuellos y tengo el vello como escarpias.

    Errare humanum est, Rectificare sapienti est, así que si el presidente del gobierno vuelve a desmentirse a sí mismo, lo que pasa es que tenemos un presidente muy sabio (qué lástima que la ironía no se entienda cuando se lee)

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