domingo, 12 de diciembre de 2010

Nombres y apellidos

Sólo hay algo más peligroso que un gran empresario y eso es el hijo del gran empresario. El padre suele ser alguien emprendedor, diligente, constante; cualidades que ayudan a levantar imperios comerciales prácticamente de la nada y amasar sus consecuentes fortunas, evolucionando hacia grandes inversores. Entre sus logros también suele estar la habilidad de aprovechar la crisis, o el mal que venga, como una oportunidad exclusiva para consolidar posiciones de ventaja frente a sus trabajadores, ya sea mediante la paralización de convenios colectivos o a través de reformas laborales. Ese rasgo es natural, forma parte de la propia esencia del empresario. En un sistema como el nuestro, no se pueden hacer fortunas si se defiende el ‘estado del bienestar’ de los empleados. Dicho eso, estos empresarios son la reencarnación de Marcelino Camacho comparados con sus hijos. Últimamente estoy conociendo, casi por casualidad, a altos cargos de empresas que al conocer su apellido, inmediatamente me hacen sospechar que papá allanó el camino. Lo sé, estoy generalizando; espero que sepan disculpármelo. Y, además, estoy manifestando un resentimiento de clase obrera nada positivo en los tiempos que corren. Me lo haré mirar. Pero volviendo a los hijos del gran empresario, que heredan cargos con la facilidad con la que el resto sumamos contratos basura, lo que sucede es que todo el entorno del hijo, y del apellido, suele hablar pestes de su eficacia, su preparación, su experiencia e incluso, su talante. Vamos, que la gente piensa que el apellido abre puertas pero lo realmente interesante es conocer lo que opinan cuando el apellido sale por ellas. Sospecho que les falta el espíritu de superación del padre. Algo que han sabido compensar con una prepotencia, una ignorancia atrevida y una ostentación digna de un emperador romano. Y claro, como imaginar es lo único realmente gratuito que nos queda, sueño con estados de alarma, perfectamente constitucionales, que aconsejen, a todos esos ‘apellidos propios’, la importancia de empezar desde abajo (y cuando digo ‘abajo’ hablo de contratos en prácticas) para que, mientras se forman y van acumulando experiencia, otra persona más capacitada pueda desempeñar su trabajo.

Lo curioso de estos hijos es que son absolutamente inconscientes de su inutilidad. De hecho, podrían estar leyendo este texto asintiendo con la cabeza, como si no fuera con ellos y hasta asegurando que conocen a tipos así. Y es que todo lo consanguíneo es peligroso. Mira cómo le ha ido a la realeza, sin ir más lejos. Por cierto, me han contado que doña Letizia, una mujer con todas las características de un gran empresario, se comporta en la intimidad como el hijo de un gran empresario. Vamos, como si la sangre azul de toda Europa corriera por sus venas desde el siglo V. Dicen que la futura reina salió a comprar unas sales de baño difíciles de encontrar y entró en una tienda especializada en tratamientos estéticos. Cuando la dependienta le dijo que no las tenía, ella apuntó: “Claro, es que a mí me las traen de Japón”. No sé, pero lo mismo un día se le ocurre comentar que si el pueblo no tiene pan, debería comer pasteles y…calla, calla, que ya sabemos cómo acabó la historia y no queremos volver hacia atrás ni para tomar impulso.

Cambiando de tema, pero tampoco mucho, les contaré que durante todo el puente de la Constitución, y parte del anterior fin de semana, se celebró en Madrid el ‘Mad Bear’, una reunión internacional de ‘osos’ dispuestos a pasar un fin de semana a lo grande, nunca mejor dicho. Por si hay algún neófito/a al argot explicaré que los ‘osos’ son una especie de rama, dentro de la comunidad gay, que se caracteriza por su corpulencia, su rechazo absoluto a la depilación y su obsesiva actitud por huir del estereotipo del homosexual afeminado. Aclarado ese punto, hombres de toda España y resto del mundo se dieron cita en Madrid. Los que pudieron, porque a muchos de ellos les sorprendió la ‘indisposición’ de los controladores aéreos e imagino que acabaron haciendo de los baños y cafeterías de sus aeropuertos de origen, pequeñas saunas y chill outs en los que no perder el tiempo.

A estas alturas ya no hay nada que se pueda decir sobre los controladores que no se haya dicho ya. Así que…me voy a relajar un poco, que yo también tengo mucho estrés.

1 comentario:

  1. Ya venía anúnciándose la catástrofe cósmica y al final ha ocurrido.
    ¡Xisca ha vuelto!!!!!!!!!
    Amnésica sí, pero ¿que más da?. Con lo bien que viene una amnesia a tiempo y el juego que da en el cine y en los culebrones.
    Ya sólo me faltan los otros seres que habitaban allí, donde todos éramos más jóvenes e inocentes. Pero a todos ellos, desde la Diosa del Paleozoico a los consejos del Consejo de Redacción, los sigo llevando en el corazón como un peso agradable. Ya se que me queda cursi, pero es esto lo que he venido a denunciar a este programa. Chán, Chán.
    PD No perdono todavía a los programadores y supongo que tardaré algunos siglos en hacerlo. DE los controladores, no hablo.

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