Una funda de viaje para el cepillo de dientes, una crema antiarrugas de las baratas, un vinilo de Mari Carmen y sus muñecos, un Oscar de plástico al más cabezota, una bruja de resina, una corbata amarilla con varias muecas de Jim Carrey y una hucha con forma de retrete que ni te cuento cómo sonaba la cisterna cada vez que se tragaba una moneda. Todo eso es lo que yo he obtenido desde que a tu amiga Luisa se le ocurrió que la mejor manera de celebrar la hermandad era jugando al ‘amigo invisible’. No sé nada de incorpóreos pero de lo que estoy seguro es de que ‘ése’ no es amigo mío. ¿Acaso se le puede llamar así a alguien que, amparándose en el anonimato, te regala unos calzoncillos con dibujitos de Piolín? Más le vale seguir siendo invisible porque como se materialice soy capaz de partir en su cabeza el pisapapeles recuerdo de Covadonga que me tocó hace 3 años.
No dándose por vencida, Luisa ha convocado la IX edición del amigo invisible, como si fueran los Goya. “Este año no vale pasarse de 20 euros”, dijo el comité organizador. “¿Este año? ¿Eso significa que alguien se gastó más de 20 euros en alguien? ¿Acaso mi funda para el cepillo de dientes rozó, por alguna fórmula matemática que ignoro, ese límite presupuestario? ¿Quizá lo hizo mi váter tragapesetas?”, pregunté con esa rabia con la que sólo sabemos preguntar González Pons y yo. Han vuelto a cabrearse todos conmigo. Encima, cuando se lo he contado al psicólogo argentino me ha dicho que lo que me pasa es que proyecto en ‘el amigo invisible’ mi miedo a pasar desapercibido. Que tengo la autoestima maleducada y que debería asistir a una conferencia que impartirá el próximo enero titulada ‘El ego, ¿bálsamo o veneno?’ Y para colmo me ha tocado obsequiar a Marta, que odia los regalos perecederos. Invisible...eso es lo que quiero ser.
Te va a gustar este regalo para el amigo invisible. Se puede plantar cuando te cansas de él
ResponderEliminarhttp://www.equilicua.com/chubasquero_de_patata/asi_soy.htm
Animo!!!!
Nuria