Saben contar. Toda la vida pensando que era una especie absurda y ahora resulta que los peces saben contar. Al menos hasta cuatro, que tampoco me parece mala cifra para plantarse. La Universidad de Padua llegó a la conclusión de que una determinada especie -la Gambusia Holbrooki, que tiene nombre de agencia de valores- lo hace para protegerse de los predadores. Al parecer, el pececito solitario elige el grupo más nutrido para unirse a él siempre que el número no sea mayor a cuatro. Cuando la cifra supera ese dígito, el pez ya no sabe si hay 7 ó 9 compañeros y se aturulla. Cuando yo era pequeño, también era muy importante saber contar para protegerte de los matones de patio de colegio. Hacerles los deberes de matemáticas era una manera de sobrevivir. Yo, para regocijo de la industria farmacéutica, calculaba fatal; quizá hasta cuatro, como un Holbrooki cualquiera. Pienso que saber contar hasta esa cifra no está mal, especialmente después de saber que un grupo de científicos mexicanos ha comprobado (¿?) que el amor dura un máximo de cuatro años. Lo más recomendable es que mientras nos analizan las implicaciones neurológicas de ese sentimiento, nosotros contemos hasta diez, que es el número de la paciencia. Aunque se trata de una cifra redonda, la mayoría de nosotros no llegamos a ella. Estamos muy ocupados para perder el tiempo contando.
Yo, que siempre fui de insuficiente en raíces cuadradas y denominadores comunes, ahora me arrepiento de no haberle prestado más atención a los números. Contar resulta básico para la supervivencia: para calcular cuantos años te quedan de vida y de hipoteca; para saber cuando sales de cuentas; hasta en lo estrictamente sexual, para diferenciar entre un trío y una orgía. Y si la suma va mal y hay que llegar hasta veinte, pues se llega. Todo sea por...ahora no me acuerdo de lo que iba a escribir. Sospecho que encima tengo memoria de pez.
"Peine" la palabra era "peine".
ResponderEliminar(Aaaah,Si el amor dura sólo 4 años, ¡aún tengo tiempo pa encontrar el amor de mi vida!)